INTRODUCCIÓN
El síndrome metabólico (SM) es una enfermedad multifactorial caracterizada por componentes genéticos que predisponen a almacenar tejido graso 1 y factores adquiridos, como los estilos de vida, que potencian las alteraciones fisiológicas y conllevan a desarrollar diabetes, enfermedades cardiovasculares 2,3 y cáncer 3.
Entre los factores de riesgo para la aparición del SM están la obesidad 2,4-6, la hipertrigliceridemia (4,5,7, el colesterol HDL bajo (HDL, por sus siglas en inglés, high-density lipoprotein8, la hiperglicemia, la presión arterial alta 4,7, la resistencia a la insulina 4, el aumento del perímetro de la circunferencia abdominal 7,9, el índice de masa corporal mayor o igual a 25 10-13, el menor nivel educativo 11,12, el consumo de tabaco 12, el aumento de la edad 10,13,14, el sedentarismo, un antecedente de SM familiar, la diabetes gestacional, el síndrome de ovario poliquístico, las enfermedades mentales y el consumo de medicamentos antipsicóticos 9.
Los criterios diagnósticos del síndrome metabólico han evolucionado con el tiempo. En 1988, el Dr. Gerald Reaven lo describe como el síndrome X 2,15, cuyos componentes eran la resistencia insulina, la hiperinsulinemia, la disminución de colesterol HDL, y el aumento de triglicéridos, colesterol LDL (de sus siglas en inglés low-density lipoprotein) y presión arterial. En 1998, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo denominó como síndrome metabólico (SM), que fue la primera definición unificada 15, y agregó los criterios de índice de masa corporal y microalbuminuria, y excluyó el colesterol LDL 2.
Los diferentes consensos internacionales 8) unificaron los criterios como la alteración de la distribución de grasa corporal, la hipertensión arterial, la hipertriglicéridemia, el colesterol HDL bajo, la hiperglicemia, la resistencia a la insulina, la tolerancia a la glucosa y la microalbuminuria 4. Los consensos NCEP ATP III (de las siglas en inglés, National Cholesterol Education Program y Adult Treatment Panel III) y de la Federación Internacional de Diabetes (IDF, del inglés International Diabetes Federation) han sido los más utilizados 16) por ser más accesibles ya que no incluyen dentro de sus criterios la prueba de resistencia a la insulina, tolerancia a la glucosa y microalbuminuria 14,17. Sin embargo, el NCEP ATP III no toma en cuenta la diferencia del perímetro abdominal que se observa entre los grupos étnicos que sí considera la IDF ,ya que uno de sus criterios diagnósticos es el perímetro abdominal de la población cuerdo a la población tamizada, haciendo énfasis el corte en la población latinoamericana (18,19.
En los últimos años el sedentarismo y el consumo de alimentos rápidos hipercalóricos han cambiado la vida saludable de millones de personas 15, y han aumentado la prevalencia de SM en la población adulta, de un 6,6 % hasta el 63 % 5,11-13,20; mientras que en el Perú fluctúa entre el 10 % a un 45 %. Además, el SM multiplica por cinco el riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2, duplica el desarrollo de la enfermedad cerebral vascular, y hasta triplica o cuadriplica el riesgo de sufrir un infarto al miocardio (18; con lo que alcanza una mortalidad del 80 % por complicaciones cardiovasculares 2. Por lo tanto, el SM es considerado como la epidemia de este siglo 7,11.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño y población de estudio
Estudio de tipo descriptivo, observacional y retrospectivo. Se incluyó una población de 4752 pacientes, tamizados en la consulta del programa Reforma de Vida del Hospital I Florencia de Mora (HIFM) EsSALUD (La Libertad) durante el periodo de enero 2014 a diciembre 2017.
Variables y mediciones
Para valorar el perfil clínico epidemiológico se empleó una ficha para registrar los criterios diagnósticos para SM de la IDF: presión arterial elevada, obesidad central, colesterol HDL bajo, hipertrigliceridemia e hiperglicemia; así como las variables sexo y edad.
RESULTADOS
El estudio incluyó una población de 4752 adultos inscritos y evaluados en el Programa Reforma de Vida durante el periodo de estudio. Se excluyeron 56 historias clínicas incompletas, por lo cual los resultados corresponden a 4696 personas. La prevalencia de SM en adultos atendidos en el HIFM - EsSALUD de Trujillo fue de 38,97 % y se muestra Tabla 1.
Tabla 1 Prevalencia del síndrome metabólico en adultos. HIFM EsSALUD -Trujillo, 2014 -2017
Diagnóstico de síndrome metabólico | Ausente | Presente | Total | |||
N° | % | N° | % | N° | % | |
Total | 2866 | 61,03 | 1830 | 38,97 | 4696 | 100,00 |
En la Tabla 2 se encuentran las variables del perfil clínico de SM. Se observa que todas estas variables tienen una asociación estadísticamente significativa con el SM (valor p = 0,00), las más frecuentes son la obesidad central presente en 97,50 %, HDL colesterol bajo en 86,40 % y la hipertigliceridemia en 80,10 % de participantes. Además, estas variables son factores de riesgo de acuerdo al OR: obesidad central (11,88); colesterol HDL (6,28); e hipertigliceridemia (18,6). Con las variables presión arterial y glicemia se hizo el diagnóstico de hipertensión arterial (13,30 %) y diabetes mellitus al (5,00 %).
En cuanto al perfil epidemiológico que se observa en la Tabla 3, vemos que el SM se presentó con mayor frecuencia en el sexo femenino (68,10 %) y en el grupo etario "adulto maduro" (48,30 %).
DISCUSIÓN
En los últimos años, los diversos cambios tecnológicos, económicos y sanitarios en nuestra sociedad han traído consigo el incremento del sedentarismo, la alimentación alta en carbohidratos y grasas saturadas 9,21,22, el estrés laboral y la disminución del ejercicio físico 21,22. Como consecuencia de ello, también se ha incrementado el número de diversas enfermedades metabólicas que inicialmente pasan desapercibidas para el paciente, e incluso son infradiagnosticadas, y pueden ser un verdadero peligro para su vida. En este contexto, el síndrome metabólico (SM) representa un conjunto de manifestaciones características, cuyo reconocimiento y reporte de prevalencia es de gran importancia para un abordaje integral en el centro sanitario correspondiente.
En el presente estudio encontramos SM en, aproximadamente, 39 de cada 100 pacientes, la mayoría de ellas mujeres mayores de 40 años. Según los criterios FID, esta prevalencia (38,97 %) concuerda con el reporte de Pacheco et al. (20) en México, quienes encontraron el 63 % de prevalencia de síndrome metabólico en pacientes adultos; en España, Fernández et al. 14, mostraron un valor de 58,2 % , y en Perú, Adams et al. 23 reportaron una prevalencia de 40,1 %. Este hallazgo podría deberse al incremento constante en el consumo de bebidas azucaradas y de alimentos ricos en grasa, e ingesta de comida rápida que son habituales en estos países 9,21,22.
En cuanto al perfil clínico conformado por los criterios diagnósticos del SM, el más frecuente fue la obesidad central con un 97,50 %, que también fue reportada como el principal criterio por Diaz (72,2 %) (24) y porAliaga et al. (35,3 %) 6. Aunque en los trabajos de Castañeda 4) y Palomino 7 fue la tercera de los cinco criterios en frecuencia, la prevalencia fue similar con el 77,5 % y 45,97 % de individuos, respectivamente. Nuestra mayor prevalencia se atribuiría a que los criterios IDF empleados en nuestro estudio tienen un corte menor para obesidad con respecto a los criterios ATP III utilizados en los trabajos comparados 23. Cabe recalcar lo importante que es su reconocimiento y tratamiento oportuno, pues se sabe que la obesidad central es la causante de las alteraciones de los demás criterios y es el principal factor de riesgo cardiovascular. Su mecanismo de daño se atribuye a que el tejido graso acumulado en el hígado, músculos y páncreas (2 libera adipoquinas que favorecen los estados proinflamatorios y protrombóticos 2,19, y producen lipotoxicidad e incrementan la producción de óxido nítrico, lo que altera la función de las células beta y, finalmente, produce su apoptosis 1, lo que bloquea a los receptores insulínicos y los GLUT-4 por fosfarilización, impide la captación de glucosa por el músculo 16 y ocasiona la hiperinsulinemia y la resistencia a la insulina 1,2,19. Así mismo, diversos estudios han demostrado la efectividad del ejercicio físico y baja de peso en la disminución de la insulinoresistencia 25.
El segundo criterio en frecuencia es el colesterol HDLpor debajo del rango normal, con una prevalencia del 86,40 %, lo que coincide con lo reportado por Castañeda 4 y Palomino 7 quienes también lo hallaron en segundo lugar con 82,7 % y 81,05 % de prevalencia, respectivamente. El HDL tiene una función antioxidante y antinflamatoria 2, e interviene en el transporte reverso del colesterol. Se ha descrito que niveles mayores a 40 mg/dL son un factor protector contra el proceso aterotrombótico 26. Su producción es estimulada por el consumo de aceites vegetales y frutos secos en gran proporción, por lo que es esencial incluirlos en la dieta que acompaña al tratamiento.
La hipertrigliceridemia es un tipo de dislipidemia no aterogénica (cuando se presenta de manera aislada) y aterogénica (si está acompañada de otra dislipidemia) 23. Se presenta con el aumento de la producción hepática de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL, por sus siglas en inglés very low density lipoprotein ) y se relaciona con la obesidad y el SM, colabora en la disminución del colesterol de alta densidad HDL, la asociación de ambas es frecuente 27. En nuestra investigación, la hipertrigliceridemia es la tercera enfermedad en frecuencia, con una prevalencia del 80,10 %. Estudios similares revelan su prevalencia como la primera con un 91,8 % (4, o segunda con un 48,39 % y 28,3 % por Palomino et al. 7 y Avalos et al. 8, respectivamente, lo que demuestra que es importante considerarla para elegir el tratamiento integrado.
Otro de los criterios hallado en los pacientes con SM es la presión arterial más elevada que los parámetros normales lo cual se relaciona con el incremento de peso 28, la edad 26, la hiperglicemia y la hiperinsulinemia; lo que hace que falle el sistema renina angiotensina 3, el transporte de sodio en el riñón, que aparezca el daño endotelial y, en consecuencia, la arteroesclerosis 28. En nuestra población encontramos una prevalencia de 26,3%, lo que no concuerda con lo reportado por Castañeda 4 quien halló que, de 210 pacientes, el 74,59 % tenían antecedentes de HTA a pesar de haber tamizado a población muy parecida en edad y etnia. Es muy probable que esta diferencia se deba a que nuestra población fue más numerosa y con predominio de adultos mayores.
Dentro del perfil epidemiológico, el SM es más frecuente en el sexo femenino, lo cual se relaciona con encontrado por Delgado 26 y Aliaga et al. (6; y difiere de Gotthelf et al. 11 y Fernández et al. 14 que mencionan que el cuadro es más frecuente en los hombres. Esta diferencia se debe cual es el grupo predominante en cada población tamizada, en nuestro trabajo las mujeres son las que asisten al hospital con mayor frecuencia; además a esto se sumaría que la menopausia predispone al acumulo de tejido graso visceral y dislipidemias 3.
Vemos que el SM presenta una elevada prevalencia en nuestra población, lo que nos obliga a mejorar los métodos de diagnóstico tanto clínicos como de laboratorio, y considerar métodos de tamizaje temprano en nuestras instituciones y, si bien no es considerado una enfermedad propiamente dicha, deben tenerse en mente medidas terapéuticas tempranas para reducir el riesgo de futuros eventos clínicos que pongan en riesgo la calidad de vida del paciente.
Para concluir, debemos señalar que, en nuestra investigación, más de un tercio de la población estudiada tiene SM, y que los criterios que predominaron fueron obesidad, colesterol HDL bajo, e hipertrigliceridemia. El SM es una condición fisiopatológica que se asocia al desarrollo de múltiples enfermedades metabólicas y cardiacas, y es más frecuente en el grupo de "adultos maduros" y en las mujeres. La investigación exhaustiva de los diversos perfiles clínicos en nuestro medio es fundamental para la futura capacitación e implementación de nuestros programas de atención integral en salud.