INTRODUCCIÓN
El 2020 fue un año atípico en el panorama epidemiológico mundial debido a la aparición de un nuevo coronavirus que provoca una enfermedad viral que, en su desarrollo patogénico, presenta síntomas respiratorios que evolucionan rápidamente a un distrés severo que compromete la vida del enfermo 1.
Al personal de salud le corresponde estar en la primera línea, frente a múltiples problemas (laborales, personales, sociales, psicológicos, de bioseguridad) y tratando de comprender los efectos y consecuencias de esta "nueva enfermedad" durante su jornada laboral, ya que la información cambia a un ritmo muy acelerado 1,2. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que, hasta abril de 2020, más de 20 000 trabajadores de la salud de 52 países habían contraído la COVID-19. En Italia, en ese momento, 15 314 trabajadores de salud estaban infectados 3; en México, en mayo, se reportaron 8544 enfermos (lo que corresponde al 23,5 % de la población) 4. En Lima, Perú, se han registrado 6205 médicos con COVID-19, lo cual da una referencia a la cantidad total del personal de salud contagiada (5).
Entre los problemas que debe de enfrentar cada trabajador sanitario están la alta exposición al virus, el riesgo elevado de contagio en relación a la población común, las medidas de contención implementadas en la entidad nosocomial, la disponibilidad de los equipos de protección personal (EPP), la calidad de los programas de vigilancia epidemiológica de cada país, entre otros 6,7.
En el Servicio de Emergencia del Hospital María Auxiliadora, el personal de salud tiene una alta incidencia de contagios y un pequeño porcentaje de no contagio. Aunque comparten las mismas condiciones de exposición y bioseguridad, los residentes de Emergencias y Desastres tienen un promedio de contagio cercano al 70 % (sin hospitalización); esta media es de 50 % en el personal médico asistencial (tasa de hospitalización de casi 5 % y una tasa de mortalidad del 3 %). El grupo más afectado, con un promedio de contagio aproximado de 80 %, es el personal de enfermería y los técnicos, con una media de hospitalización que está alrededor del 5 %, pero con mayor tasa de mortalidad y secuelas aproximada de 15 %.
El personal de salud afectado no precisa el momento en que la cadena de bioseguridad se interrumpió y se produjo la transmisión, o la reserva de los enfermos acerca de los factores precisos de contagio. Por lo tanto, es urgente dar mayor atención a la propagación de la enfermedad e identificar los factores de riesgo asociados a este proceso para establecer las medidas de control adecuadas y cuidar a este importante grupo. Por tal motivo, este estudio tiene como finalidad determinar los factores de riesgo para contraer COVID-19 en el personal de salud del Servicio de Emergencia del Hospital María Auxiliadora, entre marzo y diciembre de 2020.
MATERIALES Y METÓDOS
Diseño y población de estudio
Investigación observacional, analítica correlacional, transversal y retroprospectiva desarrollada entre marzo y diciembre de 2020. La población de estudio estuvo conformada por 300 trabajadores de salud del Servicio de Emergencia del Hospital María Auxiliadora, mientras que la muestra fue seleccionada por conveniencia y agrupó a 117 trabajadores que cumplieron con los criterios de inclusión (personal que labore en el Servicio de Emergencia y que acepte participar en el estudio). El personal que estaba de vacaciones, con licencia, gestión o suspensión de actividades fue excluido del estudio.
Variables y mediciones
Las variables a analizar fueron las siguientes:
COVID-19: Enfermedad causada por una cepa particular de la familia Coronaviridae que no había sido identificada antes en los seres humanos 8.
Factor de riesgo: Característica o rasgo de exposición que incrementa las probabilidades de padecer de una enfermedad (9).
Factores sociodemográficos: Son todas las características asignadas a edad, sexo, educación, ingresos, estado civil, trabajo, religión, tasa de natalidad, tasa de mortalidad, tamaño de la familia. Esto se hace para cada miembro de la población 10.
Edad: Tiempo vivido por una persona expresado en años.
Sexo: Condición orgánica, masculina o femenina.
Personal de salud: Individuo que ejecuta actividades con la finalidad de promover la salud de la población en general 8.
Antecedentes de familiares con COVID-19: Familiar con COVID-19, lo que aumenta el riesgo en el paciente de padecer la enfermedad 11.
Comorbilidad en personal de salud: Presencia de enfermedades coexistentes o adicionales en relación al diagnóstico inicial.
Contacto: Individuo expuesto de forma directa a un paciente probablemente infectado o con una prueba positiva (2 días previos o 14 días después del inicio de los síntomas) 12.
Horas de trabajo: Cantidad de días de actividad laboral comprendidos en una semana o en un mes 13.
Procedimientos generadores de aerosoles: Situaciones que transmiten el COVID-19 por aire (ventilación mecánica con presión positiva, succión de las vías aéreas, intubación endotraqueal, fisioterapia torácica, broncoscopia, abordaje nebulizador e inducción de esputo) 14.
Equipo de protección personal: Elemento o dispositivo que incrementa la seguridad y preserva la salud del trabajador ante algún riesgo inminente de infección 15.
Para la recolección de datos empleamos las técnicas de la encuesta y la observación. Los instrumentos utilizados fueron el cuestionario y la lista de cotejo. El cuestionario fue autoadministrado y tenía respuestas semicerradas. La lista de cotejo verificó si el personal cumplía o no con el uso de EPP: el uso correcto implica que el trabajador utilizaba toda la indumentaria personal recomendada, según su actividad, durante toda la jornada laboral; mientras que se consideró el uso incorrecto si el profesional no utilizó al menos una indumentaria personal recomendada para su actividad laboral, o no la utilizó durante toda su jornada laboral.
Análisis estadístico
Para hallar la validez del instrumento se realizó una prueba piloto. La confiabilidad se evaluó mediante el método estadístico Kuder-Richardson y obtuvimos un valor de 0,81 que hace confiable al instrumento. La validez fue determinada por un juicio de expertos, en el que cinco profesionales con experiencia en el tema valoraron el cuestionario y dieron una concordancia del 95 % entre los jueces. Para determinar los factores asociados para infección por COVID-19 se usó la prueba de ji al cuadrado y después se evaluó si dichos factores son de riesgo a través de Odds ratio, donde un p valor menor a 0,05 fue considerado significativo.
Consideraciones éticas
Esta investigación se desarrolló bajo los lineamientos bioéticos de la Declaración de Helsinki 16, dirigida a la investigación sanitaria. Asimismo, fueron considerados los cuatro principios bioéticos, es decir, la autonomía (por la que los pacientes tuvieron la libertad de decisión de participar o no en el estudio de investigación), beneficencia (este estudio proporciona mayor información científica sobre el riesgo de infección por COVID-19 en población sanitaria en el ámbito local y nacional), no maleficencia (la participación en el estudio no ocasionó riesgo alguno a su salud o integridad debido a que solo se aplicó un cuestionario, siguiendo todos los protocolos de bioseguridad implementados por la coyuntura actual) y justicia (todo el personal de salud que decidió participar en el estudio fue considerado sin realizar algún tipo de exclusión por posición social, económica, geográfica, etc.).
RESULTADOS
En el estudio participaron 117 trabajadores de salud del Servicio de Emergencia del Hospital María Auxiliadora: el 63,25 % eran mujeres y el 51,28 % estaba en el grupo etario de 25 a 34 años. El 20,51 % presentó alguna comorbilidad. El 25,64 % del personal evaluado presentó COVID-19. Los médicos fueron el 38,46 %, y el 21,37% no usaba correctamente el EPP.
No observamos ningún factor sociodemográfico asociado a la infección por COVID-19. Del grupo que tuvo la enfermedad, el 54,84 % tenía entre 25 y 34 años; y el 25,81 %,35 y 44 años de edad (Tabla 1).
Tabla 1 Factores sociodemográficos del personal de salud del Servicio de Emergencia del Hospital María Auxiliadora (marzo-diciembre 2020)
* Prueba ji al cuadrado
Estar infectado debido al contacto con algún familiar con COVID-19 se asocia de manera significativa a la infección COVID-19 (p = 0,000), con un factor de riesgo del 5,486 (Tabla 2): es decir, algún familiar que vive con el profesional de salud y que presente diagnóstico positivo para COVID-19 tiene cinco veces más probabilidades de contagiar, a diferencia del personal que no tiene familiares infectados en su vivienda. Además, se observó que el 51,61 % de los enfermos tuvieron a un familiar infectado, en comparación con el 16,28 % de los que no se enfermaron (Figura 1).
Tabla 2 Factores patológicos del personal de salud del Servicio de Emergencia del Hospital María Auxiliadora (marzo-diciembre 2020)
* Prueba ji al cuadrado// ** Odds ratio
No se evidenciaron factores laborales asociados a la COVID-19, ya sea el tipo, labor asistencial, horas laborales al mes, horas laborales por turno, área de servicio y uso correcto de EPP (p > 0,05). Se observó que el 41,94% de los profesionales que se infectaron con COVID-19 fueron médicos, y que el 77,42 % trabajaba en turnos de 12 horas a más (Tabla 3).
DISCUSIÓN
Al realizar el análisis estadístico para identificar a los factores de riesgo para contraer COVID-19, no encontramos ninguna de las características sociodemográficas o laborales. Sin embargo, se halló, como único factor patológico, el estar enfermo por haber tenido contacto cercano con un familiar infectado (p = 0,000; OR = 5,486). Esto demostraría que las medidas de bioseguridad implementadas en el Servicio de Emergencia del Hospital María Auxiliadora son efectivas, considerando que los casos de contagio fueron externos al ámbito laboral. En consecuencia, la interacción social, sobre todo familiar, es una fuente permanente de contagio y de descuido en la interrelación de los miembros de la familia.
Al respecto, los estudios de Ran et al. 17 (p < 0,01, RR = 2,76), Celebi et al. 6 (p = 0,016) y Eyre et al. 18 (p < 0,001) también consideran que esta variable es un factor de riesgo para tener la COVID-19. Asimismo, Ran et al. 17 (p < 0,05, RR = 2,82) y Celebi et al. 6 (p = 0,04, OR = 11,295) concluyeron que el uso inadecuado de EPP es un factor de riesgo, lo que también ocurre en con la investigación de Nguyen et al. 19 (ORa = 1,49). Para Eyre et al. 18, el no utilizar el EPP (p < 0,001) predispone a la aparición de la COVID-19, lo que coincide con lo reportado por Chatterjee et al. 20, que considera esta variable como un factor de riesgo (p < 0,001, AOR = 5,33). Finalmente, Nguyen et al. 19 señalan que las personas que reutilizaban las EPP tenían mayor probabilidad de contraer COVID-19 (HR = 5,06).
Nuestros resultados demuestran una realidad institucional en particular, lo cual podría considerarse como un elemento impulsor de otras investigaciones en el entorno nacional, para hallar otros factores relacionados a la COVID-19 en el personal sanitario. La identificación de estos factores es relevante para que las instituciones sanitarias puedan desarrollar otras estrategias que contribuyan a la reducción de los casos de COVID-19, lo que disminuiría no solo la morbilidad sino también la mortalidad en esta población que está en la primera línea de atención ante esta pandemia.
En esta investigación, el mayor número de enfermos de COVID-19 eran hombres, médicos, que tenían entre 25 y 34 años, y trabajaban en turnos de 12 horas a más. En conclusión, no encontramos evidencia de que las características sociodemográficas o laborales sean factores de riesgo para contraer COVID-19, pero sí observamos que el factor patológico asociado con la aparición de la enfermedad fue la cercanía a un familiar infectado