Introducción
La dinámica de envejecimiento poblacional a nivel mundial despierta el interés de dar respuesta a las necesidades sociales y de salud de la población mayor, debido al aumento de la demanda de los servicios de salud 1,2. Según el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía de la CEPAL (CELADE) y el Informe mundial sobre el envejecimiento y la salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la región de América Latina y el Caribe, esta población tendrá una representación de tres a cinco veces la población total entre los años 2025-2050, y su población mayor de 65 años será superior a los menores de 14 años 3,4.
Este proceso de crecimiento poblacional de las personas mayores se encuentra caracterizado por el incremento en la esperanza de vida, lo que da origen a poblaciones más longevas, con mayores necesidades de atención desde el sector de salud y social 2, así como la generación de desafíos en el abordaje de las personas mayores y la construcción de condiciones o entornos saludables 5. En el caso de la población colombiana, según el censo realizado en el año 2005 por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), se evidenció que la población mayor de 65 años representaba un 6,5 %, y se proyecta al 2050 un aumento del 20 % 6.
La población mayor se caracteriza por una carga de enfermedades crónicas no trasmisibles (ECNT), atribuida a cardiopatía isquémica, enfermedad cerebro vascular y enfermedad pulmonar obstructiva crónica 7,8. Frente a la morbilidad prevalente en el adulto mayor se encuentran las enfermedades mentales, tal como lo indica la Encuesta Nacional de Salud, Bienestar y Envejecimiento (SABE), donde el 40 % de la población presenta hipertensión arterial y síntomas depresivos, esto último representado en una carga de enfermedades mentales secundarias a los cambios y adaptaciones propias de la vejez 9-11.
Dentro de los principales fenómenos predominantes en las personas mayores se encuentra la soledad, la cual se considera como una construcción multidimensional, que se encuentra asociada con los trastornos de salud mental. Igualmente, se pueden citar las patologías relacionadas con el eje hipotálamo-pituitario-suprarrenal, como son el riesgo cardiovascular, presión arterial alta, colesterol alto, trastornos del sueño, migraña, alteración en la función inmunológica y efectos sobre la transcripción de algunos genes 12,13. De acuerdo con una revisión sistemática, realizada por Petitte et al., se encontró que el sentimiento de la soledad representa una prevalencia del 20 % al 40 % en la población adulta mayor 14.
La soledad significa sentirse solo, independientemente de la cantidad de contactos sociales 15. Existen diferentes tipos de soledad y algunos autores distinguen la soledad no deseada 16, sea objetiva o subjetiva. Rubio y Aleixandre 17 establecen la diferencia entre estar solo y sentirse solo, así como lo señala Yaben 18. Al hablar de soledad objetiva se refiere a estar solo, mientras que la soledad subjetiva o emocional, a sentirse solo. Por tal razón, se resalta la necesidad de valorar la soledad subjetiva a partir de diferentes escalas de medición 5.
Actualmente existen escalas de valoración de la soledad como la escala de soledad de UCLA, la escala de soledad social y emocional para adultos (SESLA, por sus siglas en inglés), el inventario de soledad social y emocional (ESLI, por sus siglas en inglés) y la Filadelfia 19-21. En Colombia, se encuentra validada la escala española ESTE, con alfa de Cronbach de 0,90, que consta de 30 ítems, la cual permite medir la soledad familiar, conyugal, social y crisis de adaptación. Las preguntas son del tipo Likert de auto diligenciamiento; la implementación de dicha escala dentro de la valoración gerontológica permitirá la identificación y prevención del sentimiento de la soledad 19,20,22.
Es importante mencionar que la soledad en el adulto mayor representa el desarrollo de todas aquellas intervenciones de diferentes disciplinas en salud, que busquen promover que las personas sean sujetos activos de su proceso de adaptación en este transcurrir vital, con el fin de contribuir en la disminución de la carga de la enfermedad. Cabe resaltar que la soledad no solo repercute en las enfermedades mentales, sino también en las enfermedades físicas 23, pues se ha demostrado la disminución del autocuidado y la adherencia al tratamiento en las personas que presentan este sentimiento.
El presente estudio pretendió identificar los factores asociados a las categorías de soledad en la población adulta mayor en centros de día en Bogotá, Colombia, con el objetivo de enfocar las actividades para la prevención de la soledad. Es preciso subrayar que, al prevenir la soledad, se apoya el proceso de envejecimiento que propone la política colombiana de envejecimiento humano y vejez, así como el aumento del bienestar en todos los ámbitos de la salud del adulto mayor 24, y aún más en el marco de la década del envejecimiento saludable 2020-2030.
Materiales y métodos
Diseño y población de estudio
Es un estudio descriptivo, observacional, analítico y de corte transversal, donde se aplicó una encuesta de caracterización, así como la escala ESTE, para medir la soledad 19 en personas mayores que participan en los centros de día de la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS) de la ciudad de Bogotá desde noviembre del 2020 hasta junio del 2021.
Variables y mediciones
La variable dependiente fue la soledad, evaluada por medio de la escala ESTE y presentada como una variable cualitativa nominal dicotómica. Este instrumento consta de 30 preguntas tipo Likert de 1 a 5, con opciones de siempre, muchas veces, algunas veces, rara vez y nunca. Incluye cuatro categorías de soledad: familiar, conyugal, social y crisis de adaptación. La soledad familiar consta de 4 ítems; la soledad conyugal, de 5 ítems; la soledad social, de 8 ítems, y la crisis de adaptación, de 13 ítems. Convencionalmente, se interpreta que, a menor puntaje, menor es el riesgo de soledad, con puntos de corte que permiten establecer bajo riesgo, mediano riesgo y alto riesgo. Se organizó como variable dicótoma: SÍ (medio y alto riesgo), NO (bajo riesgo), de acuerdo con los puntos de corte 25. En cuanto a las variables independientes, se organizaron como sociodemográficas el sexo (masculino o femenino), la edad (en años), el estado civil (casado, soltero, viudo, divorciado y unión libre), el nivel educativo (sin estudios, primaria, secundaria, técnico, profesional), el estrato socioeconómico (alto, medio y bajo), el tipo de vivienda (propia, arrendada, subarrendada y otros) y el número de personas con las que convive; el número de comorbilidades, como variable continua; el antecedente de ECNT, como variable dicotómica.
Se realizó un muestreo aleatorio simple de un listado de las personas del centro de día, en donde todas tenían la misma posibilidad de participar en el estudio. Lo anterior disminuyó el riesgo de sesgos y garantizó que la información obtenida con el estudio pueda replicarse en poblaciones con características similares. Se incluyeron 215 personas a partir de una muestra calculada con un N = 500 personas y una proporción esperada de soledad del 40 %, con un poder estadístico de 95 % y con un error del 5 %. Los criterios de inclusión que se tomaron en cuenta fueron tener 60 años o más y asistir a un centro de día. Como criterio de exclusión se contempló a las personas mayores que no desearon participar.
Previa invitación a la participación en el estudio y firma del consentimiento informado, se realizó el contacto telefónico, se aplicó el cuestionario con las variables mencionadas y se registró la información en una base de datos electrónica, con lo cual se garantizó el anonimato de los datos.
Análisis estadístico
Se llevó a cabo un análisis descriptivo de la información. En cuanto a las variables continuas, se reportaron promedios y desviaciones estándar en el caso de variables con distribución normal, o medianas y rangos intercuartílicos en caso de no cumplir con este supuesto. En el caso de las variables categóricas, se crearon tablas de frecuencias y/o porcentajes. Para el análisis bivariado se empleó la prueba t de Student (distribución normal, variables cuantitativas) y chi cuadrado (variables categóricas), respectivamente, con significancia estadística p < 0,05. En caso de distribución no paramétrica se usaron las pruebas U de Mann-Whitney y Kruskal-Wallis. Para determinar la asociación entre la variable dependiente categórica (variable soledad dicotomizada) y los factores estudiados con significancia estadística se construyó un modelo de regresión logística multivariado, el cual se ajustó por edad.
Los datos se analizaron usando el paquete estadístico STATA 16.1. El nivel de significación estadística se fijó en valor p < 0,05.
Consideraciones éticas
El protocolo de investigación del estudio fue aprobado y autorizado por el Comité de Investigación y Ética (CIE) de la Facultad de Enfermería de la Pontificia Universidad Javeriana y por el Departamento Administrativo de Diseño Estratégico (DADE) de la SDIS, catalogado en la categoría de riesgo mínimo en los términos de la ley colombiana. Se garantizó la confidencialidad de los datos obtenidos y la privacidad de los pacientes, de tal forma que las entrevistas fueron hechas por los investigadores. Los datos fueron consignados en una base de datos con acceso restringido y con la codificación de los sujetos participantes. Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses, por lo tanto, los resultados respetan la veracidad.
Resultados
Se incluyeron 215 personas mayores; el promedio de edad de la población mayor fue de 70,5 años con una DE 6,90; el 72 % eran mujeres. En relación con el estado civil, el 38,6 % (n = 83) eran solteros, seguido por los viudos, con 21,4 % (n = 46). El 56 % (n = 121) tenían educación primaria, el 60,9 % (n = 131) correspondían a la clase media (estrato socioeconómico 3). En cuanto al número de comorbilidades, se encontró una mediana 1 (RIC 0-1) (Tabla 1).
Tabla 1 Distribución de la actividad sanitaria en los formatos de CI
Características demográficas N = 215 | |
---|---|
Edad, media (DE) | 70,50 (6,90) |
Sexo, femenino n (%) | 155 (72,10 %) |
Estado civil n (%) | |
Casado | 28 (13,00 %) |
Soltero | 83 (38,60 %) |
Viudo | 46 (21,40 %) |
Divorciado | 33 (15,40 %) |
Unión libre | 25 (11,60 %) |
Nivel educativo n (%) | |
Sin estudios | 14 (6,50 %) |
Primaria | 121 (56,50 %) |
Secundaria | 57 (26,60 %) |
Técnico | 14 (6,50 %) |
Profesional | 8 (3,70 %) |
Estrato socioeconómico n (%) | |
Clase baja | 84 (39,10 %) |
Clase media | 131 (60,90 %) |
Tipo de vivienda (%) | |
Propia | 54 (25,10 %) |
Arrendada | 132 (61,40 %) |
Subarrendada | 6 (2,80 %) |
Otros | 23 (10,70 %) |
Número de personas convive mediana (RIC) | 2 (1-3) |
Enfermedad crónica | |
Antecedente ECNT SI, n (%) | 145 (67,40 %) |
Número de comorbilidades mediana (RIC) | 1 (0-1) |
DE: desviación estándar; RIC: rango intercuartílico; ECNT: enfermedad crónica no transmisible.
Los resultados en la implementación de la escala ESTE y la medición de soledad familiar, conyugal, social y crisis de adaptación mostraron que en soledad familiar el 67 % (n = 143) está en nivel bajo; en soledad conyugal, el 79 % (n = 170) presenta entre nivel alto y medio. En cuanto a soledad social, el 51 % (n = 108) presenta un nivel alto y medio; en crisis de adaptación (soledad existencial), el 43 % (n = 92), un nivel alto y medio (Tabla 2). De igual forma, se realizó un análisis de los datos por tipos de dimensión y se encontró que, en todas las dimensiones, las mujeres muestran una frecuencia mayor de soledad en relación con los hombres (Figura 1).
Para el análisis bivariado se tuvo en cuenta el nivel de significancia estadística (p < 0,05) en las diferentes dimensiones del sentimiento de soledad familiar, conyugal, social y crisis de adaptación, como se evidencia en la Tabla 3, donde se presentan las variables con significancia estadística en cada una de las dimensiones que fueron incluidas en los modelos de regresión logística.
Tabla 3 Análisis bivariado entre dimensiones de soledad y variables independientes.
DE: desviación estándar; RIC: rango intercuartílico; ECNT: enfermedad crónica no transmisible.
En relación con la soledad familiar de las 155 mujeres participantes, se encontró que el 28 % (n = 43) presentaban este tipo de soledad con una significancia estadística (p < 0,01), el 57,8 % (n = 41) tenían antecedente de enfermedad crónica no trasmisible (ECNT) (p = 0,03) y el número de personas con las que convive mediana 1 (RIC 0-1) (p < 0,01).
En soledad conyugal, de las mujeres participantes, el 83,3 % (n = 130) presentaron este tipo de soledad con una significancia estadística de p = 0,01. Con respecto al estado civil, se encontró una significancia estadística en todas las categorías, sin embargo, no se incluyeron en el modelo de regresión por el efecto de colinealidad. En relación con el número de personas con las que convive, se encontró un p = 0,01 con una mediana de 1 (RIC 1-3).
En la dimensión de soledad social se resalta que las variables con significancia estadística (p < 0,05) son ser mujer (p = 0,01), clase baja (p = 0,01), antecedente de ECNT (p = 0,04) y número de comorbilidades (p = 0,03); y en la crisis de adaptación se encontraron datos similares en relación con el sexo y clase baja. (Tabla 4)
Discusión
El sentimiento de soledad en la población mayor representa un impacto y una prevalencia del 40 %, encontrándose relaciones con el desarrollo de ECNT tanto físicas como mentales 14, por lo que la detección oportuna de la soledad permitirá a los equipos de salud desarrollar estrategias de prevención de la enfermedad y promoción de la salud.
Este estudio, a través del uso de la escala ESTE validada en población colombiana, encontró que la dimensión más frecuente de soledad está en relación con la soledad conyugal, seguida por la social, crisis de adaptación y, por último, la soledad familiar; además, se asocia a ser mujer y pertenecer a la clase baja. De acuerdo con la investigación desarrollada por Garza-Sánchez et al. 26, se encuentran datos similares frente a la dimensión de soledad conyugal en mujeres españolas.
En cuanto al sexo, hay coincidencia con otros estudios, hay mayores niveles de soledad en las mujeres 26. Respecto a la edad, los resultados obtenidos fueron significativos en el análisis bivariado en las dimensiones de soledad familiar y social, que fue similar a lo encontrado en otras poblaciones 27.
En este trabajo de investigación también se encontró, en general, que la muestra de adultos mayores tiene un nivel educativo bajo y, a diferencia de estudios previos, no se asoció con un mayor nivel de soledad en ninguna de las dimensiones 26-28. Con respecto al estado civil, este presentó una asociación estadísticamente significativa en el caso de la dimensión de soledad conyugal, como era de esperarse 27.
El estrato socioeconómico bajo fue relevante en las dimensiones de soledad y crisis de adaptación, por lo cual es fundamental revisar y trabajar la crisis de adaptación.
Es una tarea que atañe no solo a los adultos mayores, sino también al resto de la población que llegará a ser adulta, y sigue mostrando la importancia de prepararse para llegar a esta edad, desde el enfoque del envejecimiento saludable 29.
En cuanto al número de personas con las que convive, no fue significativo en el bivariado en el caso de la dimensión de soledad social, pero sí en las otras dimensiones, por lo que la convivencia y el mantenimiento de relaciones son relevantes 30.
El hecho de padecer una ECNT es un fenómeno frecuente en la población de estudio y en los adultos mayores en general; se asoció en el bivariado a las dimensiones de soledad y social pero no de forma significativa en el análisis ajustado. En cuanto al número de comorbilidades, su número es bajo y tampoco presentó una asociación significativa en el modelo de regresión.
En cuanto a las limitaciones, al ser un estudio de corte transversal, se tomó una sola medida; por lo tanto, los niveles de soledad que fueron encontrados en el momento de la aplicación de la encuesta y las asociaciones halladas deben observarse con precaución y verificarse con otro tipo de estudio, lo que impedirá inferior causalidad. En relación con las fortalezas, se utilizó una herramienta validada en la población colombiana, como es la escala ESTE para evaluar soledad; se completó el tamaño de muestra esperado. Para controlar el sesgo de selección, ya que la población procedía de centros día, se realizó un muestreo aleatorio simple del total del listado de las personas que asistían al centro.
En conclusión, el sentimiento de soledad es característico en las mujeres y en las personas solteras o viudas. Sin embargo, hay que destacar los resultados encontrados en soledad familiar, dado que no se evidencia niveles altos y/o medios.