Introducción
A nivel mundial, muchos gobiernos buscaron reducir la propagación del virus del SARS-CoV-2, agente transmisor de la COVID-19, mediante la aplicación de medidas que restringían la movilidad social 1,2. Ello implicó el cierre de escuelas, universidades, la mayoría de los locales comerciales y la restricción de la libertad para salir de los hogares. Desde su aparición, se reconoció que la COVID-19 impactaría negativamente en la salud mental y en el consumo de drogas 3,4. En Perú, a partir del 15 de marzo de 2020, se estableció el estado de emergencia nacional y el aislamiento social obligatorio. La primera etapa de la pandemia se caracterizó por 107 días de aislamiento con severas restricciones para reducir la movilidad e interacción social. Las personas solo salían de sus hogares para fines esenciales, como la compra de artículos de primera necesidad o acudir a trabajos priorizados 5. El miedo a adquirir el virus, el riesgo de contagiar a familiares y seres queridos, el aislamiento prolongado, el miedo a la muerte de un familiar, las preocupaciones económicas y otros temores se incrementaron significativamente 5,6.
El inicio del aislamiento social obligatorio coincidió con el comienzo del primer periodo universitario de 2020 6. En respuesta, las universidades modificaron sus calendarios académicos y de forma inmediata diseñaron estrategias de clases en línea. Este cambio abrupto generó un contexto estresante, por tanto, los estudiantes universitarios tuvieron que adaptarse rápidamente a estas nuevas demandas pedagógicas, a la falta de interacción social, de actividad física, con un aumento de preocupaciones sobre la continuidad de los estudios por la crisis económica 7,8. A pesar de los esfuerzos institucionales, se estima que la deserción universitaria en Perú durante este periodo fue entre 13 % y 18 % 6. En este escenario desafiante, algunos estudiantes podrían haber recurrido al uso de alcohol como una estrategia de afrontamiento desadaptativa 1,5.
Existe un consenso generalizado sobre los efectos negativos del uso de alcohol en la salud física y mental, además, una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo que puede prevenirse 3,4,9. En particular, la población juvenil y universitaria presenta las mayores tasas de consumo 9. Según datos epidemiológicos de Perú, casi el 68 % de los estudiantes universitarios consumen alcohol anualmente, un 21 % muestra un consumo perjudicial y un 9 %, signos de dependencia 10. Estudios previos muestran que los estudiantes universitarios beben alcohol en respuesta al estrés 11,12. Estos patrones de consumo pueden verse influenciados por factores de estrés, como los experimentados durante la etapa inicial de la pandemia. Sin embargo, las restricciones de interacción social y acceso a lugares de consumo habituales, como bares y discotecas, podrían haber llevado a una disminución en el consumo de alcohol.
La evidencia reciente durante la pandemia de la COVID-19 demuestra que los motivos de afrontamiento tienen un rol importante en el uso de alcohol 13,14. Los motivos de afrontamiento predijeron un mayor consumo entre los universitarios que beben alcohol 2,15. De hecho, la pandemia de la COVID-19 afectó la salud mental y el bienestar de las personas en todo el mundo. Las diferentes reacciones emocionales asociadas a la pandemia de la COVID-19 se han descrito como un síndrome de estrés COVID 16, y parecen haber contribuido a incrementar el uso de sustancias 16,17. Asimismo, las preocupaciones específicas sobre el contagio por la COVID-19 pueden incrementar el uso de drogas 18. Por ejemplo, los estudiantes universitarios que informaron un mayor consumo de tabaco y alcohol durante la pandemia presentaron puntuaciones más altas de miedo a la COVID-19 19. De hecho, beber alcohol como estrategia de afrontamiento desadaptativa al estrés es un motivo prominente entre los estudiantes y debe ser visto con preocupación. Las personas que experimentan y buscan la regulación de las emociones negativas del alcohol tienen un mayor riesgo de experimentar problemas con la bebida a través de sus esfuerzos por automedicarse 2,15.
En resumen, hasta el momento existe la necesidad de disponer de evidencia para conocer las magnitudes, características y factores asociados con el consumo de alcohol en la población universitaria durante la primera etapa de la pandemia de la COVID-19. El estudio utilizó datos transversales para alcanzar el objetivo de determinar los factores sociodemográficos, contextuales y psicológicos que se asocian con el uso de alcohol durante el primer periodo de cuarentena (marzo a junio del 2020) en estudiantes de una institución universitaria de Lima, Perú.
Materiales y métodos
Diseño y población de estudio
Estudio observacional con diseño de corte transversal. La población estuvo conformada por estudiantes de una universidad privada de Lima con varias sedes a nivel nacional. Los participantes respondieron una encuesta en línea. La recolección de datos se realizó durante los meses de agosto a noviembre de 2020.
El tamaño de la muestra se calculó a partir de un universo de 4850 estudiantes universitarios. Para tal fin, se consideró un nivel de confianza del 95 %, un error máximo aceptado del 3 % y una probabilidad de 0,05 de que ocurra el evento, que en este caso fue el riesgo de consumo elevado de alcohol. Este valor fue la proporción estimada del evento de interés. Además, se tuvo en cuenta una proporción esperada del 15 % de encuestas incompletas, lo que ajustó el tamaño de la muestra a 229. Con estos parámetros, se obtuvo una muestra final de 257 participantes; se realizó un muestreo dirigido. Antes de participar en el estudio, se pidió a los participantes que rellenen un consentimiento informado.
Variables y mediciones
Se aplicó una encuesta en línea. El reclutamiento se llevó a cabo en diversas plataformas digitales de la universidad y de los correos institucionales de los estudiantes. Se utilizaron avisos temáticos que invitaban a participar y explicaban el motivo del estudio; estos, finalmente, conducían al consentimiento informado en línea. Luego del consentimiento, el sistema solicitaba automáticamente un correo electrónico con el objetivo de validar que cada encuesta correspondiera a una persona y no a un virus informático, y así disminuir la probabilidad de duplicidad y suplantación.
Los instrumentos aplicados recolectaron características sociodemográficas e información sobre la COVID-19. Se recopilaron datos demográficos (sexo, edad, personas con quien vive, alternancia de estudios y trabajo) e información sobre la COVID-19 (frecuencia de salida durante la cuarentena, realización de prueba diagnóstica de la COVID-19, diagnóstico de COVID-19, contacto con alguna persona con la COVID-19). La preocupación por los efectos económicos de la pandemia se evaluó con una pregunta en una escala tipo Likert de 1 (nada preocupado) a 5 (muy preocupado); el estrés durante la cuarentena se midió con una pregunta en una escala de 1 (ninguno) a 5 (mucho).
Para el miedo a la COVID-19, se administró la versión peruana validada de la escala del miedo a la COVID-19 (FCV-19S), que consta de siete ítems en una escala tipo Likert de 1 (muy en desacuerdo) a 5 (muy de acuerdo). La puntuación oscila entre 7 y 35 20,21. Por su parte, el estrés académico se evaluó mediante el inventario SISCO de estrés académico, que consta de 31 ítems e incluye tres factores: factores estresantes, síntomas y afrontamiento. Las opciones de respuesta se proporcionan en una escala tipo Likert de 1 (nunca) a 5 (siempre) 22.
Asimismo, el ofrecimiento del alcohol durante la cuarentena se evaluó con una pregunta dicotómica (sí/no). La percepción de accesibilidad se midió con una pregunta con tres opciones: "Me sería fácil", "Me sería difícil" y "No podría conseguir". El consumo de alcohol se midió mediante la recopilación de información sobre el consumo de alcohol en los últimos doce meses previos a la cuarentena, durante y después de esta, con preguntas dicotómicas (sí/no). La embriaguez durante la cuarentena se indagó con una pregunta dicotómica (sí/no). El consumo intensivo de alcohol (binge drinking) en las últimas dos semanas se evaluó con una pregunta sobre la frecuencia de consumo de 5 tragos/vasos (hombres) o 4 tragos/vasos (mujeres) o más en una misma ocasión.
Análisis estadístico
La base de datos fue procesada y analizada mediante el software estadístico Stata versión 15.1. Para el análisis descriptivo, las variables categóricas se reportaron mediante frecuencias y porcentajes; asimismo, las variables numéricas, con media y desviación estándar. Inicialmente, se comprobó con la prueba de Kolmogorov-Smirnov que las variables numéricas se ajustaran a una distribución normal para la edad (p > 0,05) en los grupos de comparación. Luego, se verificó la homogeneidad de varianzas (prueba de Levene) y, comprobados estos requisitos, se realizó la prueba ji al cuadrado para las comparaciones. Se realizó una regresión logística y se determinó la oportunidad relativa (OR, por sus siglas en inglés) con sus respectivos intervalos de confianza al 95 % (IC 95 %). Se ejecutó un análisis crudo para cada una de las variables incluidas en el estudio, y la variable dependiente de interés fue el consumo de alcohol durante la cuarentena. Posteriormente, para todas las variables independientes que arrojaron un valor de p < 0,05 en el análisis crudo, se realizó un análisis multivariado determinando OR ajustados.
Resultados
Características de los participantes
Se analizó una muestra de 257 estudiantes universitarios. Los encuestados tenían una edad promedio de 23,80 años (DE = 6,21); predominó el sexo femenino (75,09 %). Asimismo, se constató que el 51,41 % se encontraba en la primera mitad del recorrido universitario. Por otra parte, el 14,91 % de los estudiantes reportó haber tenido un diagnóstico positivo de la COVID-19 en algún momento previo a la encuesta y un 54,69 % estuvo en contacto con algún caso positivo del virus. Además, el 24,12 % se ubicó en un nivel alto de miedo a la COVID-19. Por otro lado, durante el primer periodo de aislamiento, casi la mitad de los participantes (48,63 %) tuvo una frecuencia de salidas de media a alta (de semanal a diaria).
En cuanto a los aspectos psicológicos y contextuales, el 19,06 % de los participantes reportó conflicto doméstico y el 68,09 % presentó un nivel alto de preocupación por los efectos negativos de la pandemia sobre la economía. En este sentido, se observó que el 40,85 % de los estudiantes presentó nivel alto de estrés general y el 64,59 %, nivel moderado de estrés académico. Finalmente, el 40,46 % declaró haber recibido el ofrecimiento de alcohol durante la primera etapa de la cuarentena, mientras que el 57,19 % refirió la facilidad de acceso de alcohol en ese mismo periodo. El resto de los resultados se puede observar en la Tabla 1.
Tabla 1 Características sociodemográficas de la muestra y estadísticas descriptivas de las variables relacionadas con la COVID-19, ofrecimiento de alcohol y accesibilidad al alcohol durante la primera etapa de la pandemia (n = 257)
Características | n | % |
---|---|---|
Género | ||
Hombre | 64 | 24,90 |
Mujer | 193 | 75,09 |
Edad (23,80; DS = 6,21) | ||
18-25 | 187 | 72,76 |
26 + | 70 | 27,24 |
Alternancia de estudios y trabajo | ||
Estudia solamente | 202 | 78,59 |
Estudia y trabaja | 55 | 21,41 |
COVID-19 | ||
Diagnóstico de COVID-19 | 27 | 14,91 |
Prueba de COVID-19 | 55 | 30,38 |
Contacto con caso positivo de COVID-19 | 99 | 54,69 |
Miedo a la COVID-19 | ||
Bajo | 195 | 75,87 |
Alto | 62 | 24,12 |
Frecuencia de salida | ||
Baja | 132 | 51,36 |
Media | 67 | 26,07 |
Alta | 58 | 22,56 |
Conflicto doméstico | ||
Ninguno o bajo | 208 | 80,93 |
Alto | 49 | 19,06 |
Preocupación por efectos económicos | ||
Ninguna o baja | 82 | 31,90 |
Alta | 175 | 68,09 |
Nivel de estrés general | ||
Bajo | 152 | 59,14 |
Alto | 105 | 40,85 |
Estrés académico | ||
Leve | 64 | 24,90 |
Moderado | 166 | 64,59 |
Profundo | 27 | 10,51 |
Ofrecimiento de alcohol | ||
Sí | 104 | 40,46 |
No | 153 | 59,53 |
Percepción de accesibilidad al alcohol | ||
No buscó | 88 | 34,24 |
Difícil acceso | 22 | 8,56 |
Fácil acceso | 147 | 57,19 |
Prevalencia y características del consumo de alcohol durante el primer periodo de cuarentena
Del total de encuestados, el 63,42 % consumió alcohol en los doce meses previos al inicio de la aplicación del aislamiento social obligatorio. Además, durante el periodo del 16 de marzo al 30 de junio, el 43,58 % de los participantes reportó haber consumido algún tipo de bebida alcohólica; se presentó en mayor proporción en hombres (51,56 %) que en mujeres (40,93 %). Por otra parte, el 22,18 % refirió episodios de embriaguez. Después de finalizada la cuarentena (periodo julio-noviembre 2020), el 33,85 % de los participantes reportó consumo de alcohol, mientras que el 32,30 % informó sobre el consumo intensivo de alcohol en las dos semanas previas a la encuesta. A excepción del uso de alcohol en los últimos doce meses previos a la primera etapa de la cuarentena, las diferencias en las proporciones de uso de alcohol entre hombres y mujeres fueron escasas (Tabla 2).
Tabla 2 Consumo de alcohol y su asociación con el sexo en estudiantes universitarios antes, durante y después del primer periodo de cuarentena por la pandemia de COVID-19 (n = 257)
Consumo de alcohol | Total n (%) | Hombres n (%) | Mujeres n (%) | p |
Uso de alcohol durante el primer periodo de cuarentena (marzo- junio 2020) | 112 (43,58) | 33 (51,56) | 79 (40,93) | 0,137 |
Embriaguez durante el primer periodo de cuarentena | 25 (22,18) | 7 (21,77) | 18 (22,22) | 0,855 |
Uso de alcohol los doce últimos meses previos al primer periodo de cuarentena | 163 (63,42) | 48 (75,00) | 115 (59,40) | 0,027 |
Uso de alcohol posterior al primer periodo de cuarentena (julio-noviembre 2020) | 87 (33,85) | 27 (42,74) | 60 (31,05) | 0,104 |
Consumo intensivo de alcohol en las dos semanas previas a la encuesta | 36 (32,30) | 11 (33,87) | 25 (31,05) | 0,862 |
Nota: p indica el valor de distribución de probabilidad de la prueba ji al cuadrado para la diferencia entre hombres y mujeres.
Entre los estudiantes universitarios que registraron uso de alcohol durante la primera etapa de la cuarentena, el 43,75 % informó una reducción de su consumo y el 46,43 % refirió que lo mantuvo igual respecto al periodo previo a la cuarentena. Las bebidas alcohólicas destiladas fueron las más usadas (36,61 %); estas se adquirieron generalmente en tiendas (47,32 %), por lo tanto, se actuó contraviniendo las normas de restricción. Respecto a los motivos para el uso de alcohol, el 52,68 % reportó como razón principal el querer relajarse o sentirse mejor (Tabla 3).
Tabla 3 Características del consumo de alcohol en estudiantes universitarios durante el primer periodo de cuarentena (n = 112)
Características | n | % |
---|---|---|
Comparación del consumo con el periodo precuarentena | ||
Reducido | 49 | 43,75 |
Igual | 52 | 46,43 |
Incrementado | 11 | 9,82 |
Bebida consumida habitualmente | ||
Vino | 36 | 32,14 |
Cerveza | 35 | 31,25 |
Destilados (puros o combinados) | 41 | 36,61 |
Lugar de adquisición | ||
Bodegas/tiendas | 53 | 47,32 |
Supermercados | 27 | 24,11 |
Otros | 32 | 28,57 |
Motivo para consumir | ||
Celebrar en ocasiones especiales | 53 | 47,32 |
Relajarse, sentirse mejor | 59 | 52,68 |
Durante la primera etapa de la cuarentena, los principales entornos de consumo de alcohol fueron el hogar con miembros de la familia, las reuniones pequeñas y el uso solitario. En menor medida se reportó consumo en la calle o en espacios públicos. Por otra parte, respecto a la compra de alcohol, más de la mitad de los estudiantes universitarios informó haber realizado la compra dentro de su localidad de residencia. También se destaca la proporción de estudiantes que no compraron bebidas alcohólicas por tenerlas almacenadas. Asimismo, la mitad de ellos desconocía si hubo o no variación en el precio de las bebidas alcohólicas (Tabla 4).
Tabla 4 Entornos de consumo y compra de alcohol durante el primer periodo de cuarentena (n = 112)
Variable | n | % |
---|---|---|
Entorno de consumo de alcohol (respuesta múltiple) | ||
Con miembros de su casa | 83 | 74,11 |
Reuniones pequeñas | 34 | 30,36 |
Solo | 33 | 29,46 |
Solo y en videollamada | 20 | 17,86 |
Acompañado y en videollamada | 17 | 15,18 |
Fiestas en casa | 8 | 7,14 |
En la calle/espacio público | 3 | 2,68 |
Compra de alcohol (respuesta múltiple) | ||
En la calle, dentro de mi distrito | 71 | 63,39 |
En la calle, fuera de mi distrito | 10 | 8,93 |
Por delivery, a través de información obtenida en redes sociales (p. ej., Facebook, Twitter, Instagram u otros) | 7 | 6,25 |
Por delivery, a través de la información obtenida de un(a) amigo(a) o conocido(a) | 7 | 6,25 |
No compré, tenía alcohol almacenado en mi casa desde antes de la cuarentena | 40 | 35,71 |
Variación del precio | ||
No lo sabe | 56 | 50,00 |
No ha variado el precio | 29 | 25,89 |
Ha subido de precio | 19 | 16,96 |
Ha bajado de precio | 8 | 7,14 |
El análisis de regresión logística (Tabla 5) muestra que los universitarios con alto nivel de estrés general tuvieron más probabilidades de consumir alcohol durante la primera etapa de la pandemia (ORa = 2,33; IC 95 %: 1,13-4,75; p = 0,021) en comparación con los estudiantes que reportaron bajo nivel de estrés general. Asimismo, la probabilidad de uso de alcohol fue mayor entre los participantes que informaron ofrecimiento de bebidas alcohólicas por terceros (ORa = 13,63; IC 95 %: 6,55-28,3; p < 0,001) y percibieron facilidad de acceso a bebidas alcohólicas (ORa = 4,49; IC 95 %: 1,96-10,3; p < 0,001). Por otro lado, la frecuencia alta de salidas durante el periodo de cuarentena (OR: 2,18; IC 95 %: 1,51-4,08; p = 0,015) y la percepción de difícil acceso a bebidas alcohólicas (OR: 3,62; IC 95 %: 1,25-10,4; p = 0,017) resultaron significativas en el modelo crudo; sin embargo, perdieron significancia al interactuar en el modelo ajustado.
Tabla 5 Factores asociados al consumo de alcohol durante la primera etapa de la pandemia de la COVID-19 en estudiantes universitarios
Variable | OR crudo (IC 95 %) | p | OR ajustado* (IC 95 %) | p |
---|---|---|---|---|
Género | ||||
Mujer | 1,00 | |||
Hombre | 1,54 (0,87-2,71) | 0,139 | 0,86 (0,38-1,91) | 0,708 |
Educación-ciclo | ||||
Primera mitad | 1,00 | |||
Segunda mitad | 1,03 (0,63-1,69) | 0,895 | 1,18 (0,59-2,94) | 0,633 |
Edad | ||||
16-25 | 1,00 | |||
26 + | 0,75 (0,43-1,32) | 0,323 | 1,30 (0,58-2,94) | 0,524 |
Alternancia de estudios y trabajo | ||||
Estudia | 1,00 | |||
Estudia y trabaja | 0,91(0,49-1,66) | 0,766 | 0,47 (0,20-1,10) | 0,082 |
Miedo a la COVID-19 | ||||
Bajo | 1,00 | |||
Alto | 1,29 (0,73-2,29) | 0,381 | 0,97 (0,43-2,22) | 0,951 |
Cambio en situación laboral | ||||
No | 1,00 | |||
Sí | 0,69 (0,42-1,12) | 0,138 | 0,70 (0,36-1,38) | 0,310 |
Frecuencia de salida | ||||
Baja | 1,00 | |||
Media | 0,98 (0,53-1,78) | 0,936 | 0,55 (0,24-1,2) | 0,167 |
Alta | 2,18 (1,16-4,08) | 0,015 | 1,39 (0,59-3,32) | 0,451 |
Conflicto doméstico | ||||
Ninguno/bajo | 1,00 | |||
Alto | 0,96 (0,51-1,80) | 0,910 | 0,52 (0,21-1,2) | 0,146 |
Preocupación por efectos económicos | ||||
Ninguna o baja | 1,00 | |||
Alta | 1,32 (0,77-2,24) | 0,314 | 1,27 (0,59-2,79) | 0,536 |
Nivel de estrés general | ||||
Bajo | 1,00 | |||
Alto | 2,23 (1,35-3,72) | 0,002 | 2,33 (1,13-4,75) | 0,021 |
Estrés académico | ||||
Leve | 1,00 | |||
Moderado | 1,35 (0,75-2,42) | 0,317 | 0,48 (0,20-1,1) | 0,104 |
Profundo | 0,92 (0,36-2,32) | 0,856 | 0,31 (0,07-1,37) | 0,123 |
Ofrecimiento por terceros | ||||
No | 1,00 | |||
Sí | 18,75 (9,92-35,4) | <0,001 | 13,63 (6,55-28,3) | <0,001 |
Accesibilidad | ||||
No buscó | 1,00 | |||
Difícil acceso | 3,62 (1,25-10,4) | 0,017 | 2,88 (0,82-10,1) | 0,098 |
Fácil acceso | 10,59 (5,29-21,2) | <0,001 | 4,49 (1,96-10,3) | <0,001 |
OR: oportunidad relativa, IC 95 %: intervalos de confianza al 95 %; * OR ajustado por género, educación, edad, situación laboral, frecuencia de salida, nivel de estrés general, ofrecimiento por terceros, accesibilidad.
Discusión
Durante la primera etapa de la pandemia de la COVID-19, se encontró que cuatro de cada diez estudiantes universitarios reportaron un nivel alto de estrés general. Además, seis de cada diez presentaron un nivel moderado de estrés académico. Aproximadamente un tercio de los participantes reportó nivel alto de miedo a la COVID-19 y de preocupación por los efectos económicos de la pandemia. Estos resultados reflejan el impacto significativo de la pandemia en los estudiantes, ya que los afectó en el aspecto sanitario, económico, social y académico 1,2,5. Al comparar estos hallazgos con los obtenidos en estudios similares, tanto a nivel nacional como internacional, se observó un impacto análogo 5-7. Se reportaron niveles moderados de estrés académico (37,8 %) y de miedo a la COVID-19 (63,6 %) 5,19,20. En Perú, es probable que las regulaciones impuestas durante la primera fase de la pandemia hayan incrementado la sensación de aislamiento, miedo y preocupación de los estudiantes, lo que generó a un ambiente altamente estresante 1,17,23.
Durante la primera etapa de la cuarentena aproximadamente, la mitad de los universitarios consumieron alcohol. Este consumo fue más prevalente en hombres, aunque las mujeres también tuvieron un consumo significativo. Esta tendencia es semejante al otro estudio realizado en la subregión andina, que reportó una prevalencia de consumo de alcohol del 52 % en hombres y 41 % en mujeres entre marzo y junio de 2020 24. A pesar de esto, la prevalencia durante la cuarentena fue menor a la del año previo a la pandemia. De hecho, cuatro de cada diez estudiantes indicaron una disminución en su consumo de alcohol en comparación con el periodo anterior a la cuarentena. Otros estudios reportan resultados similares 8,9,15. La disminución del uso de alcohol en los estudiantes podría explicarse por la dificultad de acceso durante la cuarentena debido al cierre de bares, discotecas y restricciones para participar en reuniones sociales. Los estudiantes universitarios reportaron estos entornos sociales de consumo como importantes 8,15. No obstante, durante la
cuarentena, los estudiantes acudieron a otros lugares para adquirir bebidas alcohólicas. Es importante resaltar que las bodegas, tiendas y supermercados fueron los principales lugares de adquisición, y que no mostraron un incremento aparente en sus precios 25. Asimismo, no se emitieron regulaciones para la venta de bebidas alcohólicas, por lo que hubo un escenario de relativa facilidad para comprar alcohol 25. Sin embargo, esto no propició un incremento del consumo en los estudiantes universitarios a pesar del estrés generado por la cuarentena 1,6,26.
Teniendo en cuenta los entornos de consumo de alcohol reportados por los participantes, es posible que los motivos sociales (beber para socializar) y de conformidad (beber para evitar el rechazo de los amigos o compañeros) no tuvieran un rol importante en las decisiones de consumo 2,5. En cambio, la mayoría de los encuestados indicó que bebía para relajarse y sentirse mejor. Esto coincide con otros estudios que destacan el predominio de los motivos de afrontamiento en la conducta de beber durante la primera etapa de la pandemia 13,15. Por lo tanto, dichos motivos fueron determinantes para el uso de bebidas alcohólicas durante la cuarentena 2,11.
Además, un tercio de los participantes reconoció un consumo intensivo de alcohol, hallazgo que concuerda con otros estudios en población universitaria y no estudiantil. Fruehwirth señala una prevalencia de consumo intensivo de alcohol del 35,5 % antes de la pandemia y del 24,6 % durante junio-julio 2020, asociada a una reducción del soporte social percibido de los amigos y el distanciamiento social 25. Por otro lado, Grossman indica una prevalencia del 34,10 % en población adulta durante los primeros meses de la pandemia relacionada con el estrés vinculado a la COVID-19 27. Aunque no se midió el consumo intensivo de alcohol previo a la cuarentena, es posible que su magnitud haya sido mayor. Por ejemplo, Sotelo en 2018 obtuvo una prevalencia de consumo intensivo de alcohol del 54,71 % en una muestra de universitarios de Lima Metropolitana 28. Las magnitudes de consumo intensivo de alcohol durante la pandemia de la COVID-19 generan preocupación debido a las diversas consecuencias negativas relacionadas con intoxicaciones alcohólicas, problemas académicos, violencia y conductas sexuales sin protección 3,5,26.
Se observa que el estrés fue un factor que contribuyó al uso del alcohol 11,12. Las condiciones socioeconómicas y de aislamiento social durante la cuarentena provocaron un contexto de alta carga cognitiva y emocional que favoreció el uso de bebidas 1,6,7. El consumo de alcohol sería una estrategia de afrontamiento desadaptativa para manejar el estrés durante la cuarentena 2. Algunos estudios señalan que los problemas relacionados con el alcohol eran más frecuentes entre los estudiantes universitarios estresados durante las primeras semanas de la pandemia 1. A diferencia de otros estudios que vinculan el estrés académico con el consumo de alcohol 12,25, nuestros datos muestran que los estresores académicos no fueron relevantes para explicar el uso de bebidas alcohólicas durante la cuarentena, posiblemente debido a la prevalencia de estresores interpersonales y socioeconómicos durante el periodo de inmovilización social obligatoria. Este hallazgo es coherente con los resultados que identifican que los factores estresantes sociales estuvieron fuertemente asociados con el consumo de alcohol 15.
Los hallazgos del presente estudio indican que el ofrecimiento de alcohol y la percepción de su fácil adquisición tuvieron una influencia significativa en su consumo durante la cuarentena. A pesar de las restricciones de movilidad, los participantes tuvieron acceso a las bebidas alcohólicas en casa y de tiendas cercanas. Esto coincide con un estudio argentino que reporta la compra de alcohol desde la casa y en tiendas como escenarios principales 29. Dadas las restricciones sociales, la oferta de alcohol ocurrió principalmente en un contexto familiar. La investigación sugiere que el consumo de alcohol por parte de los padres influyó en las expectativas de los universitarios hacia el alcohol 1,9,15. La aprobación percibida por parte de los padres del consumo es un factor relevante que puede generar un entorno permisivo 1,2,9. En este sentido, es plausible que el estrés, la disponibilidad de alcohol y la influencia familiar hayan contribuido al consumo de alcohol durante la cuarentena 1,7,30.
Este estudio -que aborda un tema de gran relevancia para la salud pública y la prevención de los trastornos relacionados con el alcohol, especialmente en la población universitaria- presenta varias fortalezas. Entre ellas, se puede mencionar la actualidad de los datos recopilados durante la primera etapa de la pandemia de la COVID-19, un periodo de alta incertidumbre y estrés, que podría haber influido en los patrones de consumo de los estudiantes. Además, la diversidad de variables sociodemográficas, económicas, sanitarias y psicológicas incluidas permiten explorar los factores asociados con el consumo de alcohol desde una perspectiva integral y multidimensional.
Sin embargo, también se reconocen algunas limitaciones. En primer lugar, su naturaleza transversal excluye el análisis de relaciones temporales entre las variables, lo que limita la comprensión del impacto a largo plazo del consumo de alcohol durante la pandemia. En segundo lugar, la información sobre el consumo de alcohol se recopiló de manera retrospectiva, lo que podría introducir sesgos de memoria. En tercer lugar, la muestra se obtuvo mediante un muestreo no aleatorio y por autoselección, lo que limita la generalización de los resultados a toda la población universitaria peruana. Por último, aunque se incluyeron varios factores asociados con el uso de alcohol durante la pandemia, el modelo no es exhaustivo de todos los posibles factores de riesgo.
A pesar de estas limitaciones, los hallazgos del estudio abren varias líneas de investigación futuras. Por ejemplo, sería adecuado investigar la relación entre el consumo de alcohol y la salud mental de los estudiantes universitarios durante periodos de crisis sanitaria. Asimismo, la identificación de factores protectores que podrían reducir o prevenir el consumo de alcohol en esta población, tales como el apoyo social, la autoeficacia, la resiliencia y las estrategias de afrontamiento adaptativas, podrían ser áreas de investigación prometedoras.
En conclusión, el estudio proporciona estimaciones de las magnitudes, características y factores asociados con el consumo de alcohol en estudiantes universitarios peruanos durante la primera fase de la pandemia de la COVID-19. El uso de alcohol durante la cuarentena fue menor al periodo previo a la pandemia y se identifican patrones problemáticos de consumo en un porcentaje significativo de estudiantes. Sin embargo, es necesario un seguimiento continuo de estos comportamientos para comprender completamente el impacto a largo plazo de la pandemia en la salud de los estudiantes. Los hallazgos brindan un aporte sustancial a la literatura sobre los factores asociados con el consumo de alcohol en los primeros meses de la pandemia, donde destacan el efecto del estrés, el ofrecimiento y la disponibilidad de bebidas alcohólicas como factores críticos.