10.24265/horizmed.2025.v25n2.01
Artículo Original
Correlación
entre los niveles de hemoglobina y hematocrito maternos en el tercer trimestre de gestación y los del recién nacido, Cusco-Perú
Correlation between
hemoglobin and hematocrit levels of women in the third trimester of pregnancy
and those of their newborns in Cusco, Peru
Vanessa Frisancho Angulo1
Carmen Joselyn Alvarez
Mosqueira1
Ronny Breibat-Timpo2
Dennis Edward Mujica Núñez 1,3
Carlos Hesed Virto-Farfan 1,4
1.Universidad Andina
del Cusco, Centro
de Investigación en Neurociencias. Cusco, Perú.
2.Universidad Continental. Cusco, Perú.
3.Seguro Social de Salud (EsSalud). Cusco, Perú.
4.Universidad Andina del Cusco,
Instituto Científico, Vicerrectorado de Investigación. Cusco, Perú.
RESUMEN
Objetivo: Determinar
la correlación de la hemoglobina (Hb) y el hematocrito (Hto) maternos en el
tercer trimestre de gestación y la hemoglobina y el hematocrito del recién
nacido en EsSalud, Cusco. Materiales
y métodos: Estudio observacional transversal en madres y neonatos de EsSalud,
Cusco, que incluye gestantes en el tercer trimestre sin anemia previa
y con al menos seis controles
prenatales, y recién nacidos a término sin desviaciones extremas
de peso. La muestra comprendió 484 individuos
(242 parejas madre-recién nacido). Los datos se analizaron con SPSS y JASP, aplicando
pruebas de correlación y análisis multivariados. Resultados: Se analizaron 242 binomios de madres
y recién nacidos, estudiando variables como edad materna (mediana 30 años),
edad gestacional (40 semanas), controles prenatales (8), y medidas
neonatales (peso de 3286,446 gramos y talla de
49,031 cm). Las pruebas de Shapiro-Wilk indicaron que no había una distribución
normal en variables como edad gestacional y talla neonatal, lo que sugirió la necesidad de emplear pruebas no paramétricas.
No se observaron correlaciones estadísticamente significativas entre los
niveles de Hb y Hto maternos con los neonatales. Se encontraron correlaciones fuertes entre Hb y Hto maternos
(ρ = 0,935) y neonatales (ρ = 0,999). La edad gestacional mostró correlaciones con peso (ρ = 0,326)
y talla neonatal (ρ = 0,298). No se
encontraron diferencias significativas en Hb y Hto entre géneros. Conclusiones: Las variables como edad
gestacional y número de controles prenatales mostraron distribuciones estables y homogéneas. La falta de correlación significativa entre ciertos
parámetros hematológicos maternos y neonatales sugiere una independencia de
estos factores en la transmisión de
características hematológicas a esta altitud. Sin embargo, las correlaciones
significativas observadas validan
la consistencia interna
de las mediciones y destacan
la influencia de la edad
gestacional en el desarrollo neonatal. No existen correlaciones
estadísticamente significativas entre la Hb y el Hto maternos con los
neonatales, sugiriendo que la adaptación materna durante la gestación
protege al recién nacido de alteraciones como la anemia,
incluso si la madre tuviera
niveles bajos de Hb. Los resultados sugieren la necesidad de políticas de salud e intervenciones individualizadas al
neonato y a la madre por separado, dado que los cambios fisiológicos de la
gestación parecen proteger al neonato durante este periodo.
Palabras clave: Hemoglobinas; Hematocrito; Altitud; Anemia; Embarazo. (Fuente:
DeCS BIREME)
ABSTRACT
Objective: To
determine the correlation between hemoglobin (Hb) and hematocrit (Hct) levels of women in the third trimester of
pregnancy and Hb and Hct levels of their newborns at EsSalud Cusco. Materials and methods: A
cross-sectional observational study conducted in mothers and their newborns at
EsSalud Cusco. The study included pregnant women in the third trimester of
pregnancy with no history of anemia and who had attended at least six prenatal
visits, as well as full-term newborns without marked fluctuations in birth weight. The sample comprised 484 individuals
(242 mother-newborn dyads). Data were analyzed using IBM SPSS Statistics
and JASP, applying correlation tests and multivariate analyses. Results: The analysis included 242
mother-newborn dyads. Study variables consisted of maternal age (median: 30
years), gestational age (40 weeks), number of prenatal
visits (8) and neonatal measurements (mean birth weight:
3286.446 g and mean length:
49.031 cm). Shapiro- Wilk tests indicated non-normality for variables such as gestational age and birth
length, suggesting the need for nonparametric
tests. No statistically significant correlations were observed between
maternal and neonatal
Hb and Hct levels. However,
strong correlations were found between maternal
(ρ = 0.935) and neonatal (ρ = 0.999) Hb and Hct levels. Gestational age was correlated with birth weight (ρ =
0.326) and length
(ρ = 0.298). No significant differences in Hb and Hct levels
were found between
genders. Conclusions: Variables such as gestational age and number of prenatal
visits showed stable and homogeneous distributions. The
lack of significant correlations between
certain maternal and neonatal hematologic parameters suggests that these factors
may function independently in the transmission of hematological
characteristics at high altitude. However, the strong correlations observed
support the internal consistency of the measurements and highlight the
influence of gestational age on neonatal development. The absence of
statistically significant correlations between maternal and neonatal Hb and Hct
levels indicates that physiological changes during pregnancy may protect the
newborn from disorders such as anemia, even when maternal Hb levels are low. The results suggest
the importance of developing health
policies and interventions that address the newborn and the mother separately, as maternal
physiological changes during pregnancy appear to confer hematological
protection to the newborn.
Keywords: Hemoglobins;
Hematocrit; Altitude; Anemia; Pregnancy. (Source:
MeSH NLM)
INTRODUCCIÓN
La anemia es un problema de salud pública
global que afecta a más de mil
seiscientos millones de personas en el mundo
(1). La Organización Mundial de
la Salud (OMS) estima que su prevalencia es de 47 % en niños en edad
preescolar, 30 % en escolares, 42 %
en mujeres embarazadas y 29 % en mujeres en edad reproductiva no embarazadas (2). La anemia tiene múltiples
causas, pero la más común es la deficiencia de hierro, responsable de
aproximadamente la mitad de los casos (3). Otras causas incluyen
carencias de vitaminas como ácido fólico, vitamina B12 y vitamina A, inflamación crónica, parasitosis
intestinal, malaria, infecciones como VIH/SIDA y tuberculosis, desórdenes
genéticos y hemoglobinopatías (4). En niños pequeños, está asociada con retrasos en el crecimiento
y desarrollo psicomotor, disminución del rendimiento cognitivo y escolar, mayor
morbilidad por infecciones y mayor mortalidad (5,6). En
mujeres embarazadas se relaciona con bajo
peso al nacer, parto prematuro y mortalidad materna y perinatal (7,8). Los grupos de mayor riesgo
son los niños menores de dos
años, los adolescentes, las mujeres en edad fértil, las mujeres embarazadas y
personas de escasos recursos (9). Las
regiones del mundo con las mayores tasas de prevalencia son África y Asia (10). Dentro de un mismo país, la anemia
suele ser más prevalente en
zonas rurales que en urbanas (9).
En
Latinoamérica la anemia también es un problema relevante. Se estima que afecta al 22,5 % de mujeres
en edad reproductiva y al 17,8
% de los niños menores de cinco años en la región (11,12), es
decir, esto representa alrededor de 33 millones de mujeres y ocho millones de
niños afectados por la enfermedad (13). La principal causa
en Latinoamérica es la deficiencia de hierro, responsable
de casi el 50 % de los casos (14).
Otras causas incluyen deficiencias de ácido fólico, vitamina A y vitamina
B12, parasitosis intestinal por helmintos,
malaria, desnutrición, y condiciones inflamatorias (15). Las tasas de anemia son
consistentemente más altas en las zonas rurales que en las urbanas dentro de
los países (13). Por otro lado, la anemia
incrementa el riesgo de mortalidad materna y
perinatal, retraso en el crecimiento fetal, parto prematuro y bajo peso al nacer (7). En niños se asocia con alteraciones del desarrollo cognitivo y
motor, efectos negativos sobre el rendimiento escolar y la respuesta inmune (5,6). Un análisis en 18 países latinoamericanos encontró altas prevalencias de
anemia en Guatemala (25,7 %), Bolivia (31,6 %) y
Honduras (22,9 %) en mujeres, y en Guatemala
(49,6 %) y Honduras (31,8 %)
en niños menores de cinco años (13). En general, el Caribe tiene menores tasas que América
Central y del Sur (16). Sin embargo, es poco
probable que Latinoamérica alcance estos objetivos para el 2030 sin estrategias intersectoriales, políticas efectivas y mayor inversión para resolver este problema (17). En el Perú, la anemia es un problema de salud
pública severo que afecta principalmente a
mujeres y niños. La Encuesta
Demográfica y de Salud Familiar (Endes)
2019 reportó una prevalencia
de anemia del 25,4 % en mujeres de 15
a 49 años y del 5 % en niños
de 6 a 35 meses (18). La principal causa
de anemia es la deficiencia
de hierro (65 %), seguida por el déficit de ácido fólico (25 %) y de vitamina
B12 (4 %) (19). La anemia por deficiencia de
hierro se asocia a dietas pobres en alimentos fuente, baja biodisponibilidad de hierro en la dieta y pérdidas por parasitosis (20). Las estrategias nacionales
para reducir la anemia han tenido resultados limitados: la suplementación con
multimicronutrientes en menores de 36 meses alcanza solo al 35 % (21) y la fortificación de
alimentos no es universal y su
implementación es variable (22). Se
necesita un programa intersectorial efectivo que incluya intervenciones
focalizadas en poblaciones de alto riesgo, educación nutricional, mejora del
acceso a alimentos fortificados, control de parasitosis y mayor cobertura de
suplementación (20).
Cerrar las brechas de implementación
y financiamiento es crucial (23). La
región Cusco presenta una de las prevalencias más altas de anemia en el Perú:
afecta al 52,4 % de niños menores de tres años y al 39,1 % de mujeres en edad fértil (18); en el distrito
de Maras la prevalencia en
niños llega al 90,5 % (21).
Además, la altura sobre el nivel del mar es otro factor predisponente (24). La OMS recomienda mejorar la calidad de la dieta, la educación
nutricional, la suplementación focalizada y la fortificación de alimentos (25).
Las modificaciones hematológicas a grandes
altitudes incluyen incrementos en la hemoglobina (Hb) y el
hematocrito (Hto), como respuestas adaptativas a la hipoxia hipobárica, característica
de estos entornos. Específicamente, el hematocrito puede aumentar un 2 % entre
1001-2000 m s. n. m., un 4 % entre 2001-3000 m s. n. m., y un 6 % entre
3001-4000 m s. n. m. En Cusco, que se encuentra a 3400 m s. n. m., se recomienda un factor de corrección de 0,2 g/dL por cada 100 m sobre 1000 m
para ajustar los diagnósticos de anemia, permitiendo así un cálculo más preciso de los niveles
normales de Hb y facilitando una evaluación
adecuada bajo condiciones de hipoxia hipobárica.
El objetivo
del estudio fue determinar la correlación de la Hb y el Hto materno en el tercer
trimestre de gestación y la Hb y
el Hto del recién nacido en EsSalud Cusco.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño y población de estudio
El
estudio presentado es de tipo correlacional y cuantitativo, orientado a
observar y analizar la relación entre los niveles de Hb en madres y sus recién nacidos a alturas significativas,
utilizando un diseño transversal analítico y retrospectivo. El objetivo es
identificar tamaños de correlación, significancia estadística y tamaño del
efecto entre las variables mencionadas. La población de estudio incluye a
madres y recién nacidos del sistema EsSalud
en Cusco: madres
gestantes mayores de 18 años, embarazadas de un único feto, en el tercer trimestre, sin diagnóstico previo
de anemia y con al menos seis controles prenatales; y recién
nacidos a término (entre 37 y 41 semanas según Capurro), cuyo peso se encuentra
dentro de dos desviaciones estándar
de la media, evitando extremos inferiores al percentil 10 y superiores al
percentil 90.
Los
criterios de exclusión para las madres incluyeron enfermedades crónicas como
diabetes o lupus, así como antecedentes de complicaciones obstétricas graves. En cuanto
a los recién nacidos se excluyeron aquellos
con bajo o excesivo
peso al nacer.
El tamaño muestral se determinó en 484 individuos (242 madres y 242 recién nacidos),
calculado para asegurar un intervalo de confianza del 99 % y un poder estadístico del 80 %, con
un odds ratio (OR) del 2,95. Este
tamaño permite inferencias estadísticas adecuadas con un alto nivel de
confianza y precisión. El muestreo se realizó de manera aleatorizada simple y
se identificó a los pacientes elegibles a través del sistema EXPLORA-EsSalud,
Cusco, desde enero hasta octubre de 2023. Los datos se recogieron una vez que
los comités de ética pertinentes aprobaron el protocolo de investigación, y se procesaron utilizando sistemas estadísticos avanzados (IBM SPSS y JASP) para realizar
el análisis descriptivo y multivariado,
incluyendo pruebas de correlación de Pearson o Spearman según la
distribución de los datos.
Variables y mediciones
El estudio
correlacional entre los niveles de hemoglobina
en madres y recién nacidos en altura incluye las siguientes variables principales: el nivel de hemoglobina y el hematocrito en madres y recién nacidos.
Estas variables se midieron utilizando procedimientos estándar para garantizar la precisión
y la confiabilidad de los datos. Adicionalmente, se recogieron datos epidemiológicos característicos para ajustar
los análisis y realizar las comparaciones pertinentes. La recolección de datos se efectuó a través de un sistema
de gestión hospitalaria (EXPLORA y EsSI de EsSalud),
y se elaboró una base de datos exhaustiva con los registros de los nacimientos y los controles prenatales del periodo de
estudio comprendido entre enero y octubre de 2023. Se empleó una ficha técnica de recolección de datos,
diseñada específicamente para este estudio y validada por expertos, con el fin
de operacionalizar las variables y asegurar la integridad metodológica.
Análisis estadístico
Una vez que se recolectaron y validaron los datos, se procedió
con un análisis estadístico exhaustivo utilizando los programas estadísticos IBM SPSS versión
25.0 y JASP 0.17.3.0. El análisis incluyó técnicas descriptivas y
multivariadas. Se calcularon frecuencias, medias, medianas, desviaciones
estándar y rangos intercuartílicos para todas las variables. Se verificó
la normalidad de las distribuciones mediante la prueba de Kolmogorov-Smirnov,
lo cual determinó el uso de las pruebas de correlación de Pearson o Spearman
para analizar las relaciones entre las variables de estudio. Además, se aplicó
un análisis multivariado para evaluar la influencia de las variables
intervinientes y no intervinientes, lo que permitió una comprensión más
profunda y detallada de las dinámicas subyacentes en las correlaciones estudiadas.
Consideraciones éticas
El
diseño y ejecución del estudio se realizó siguiendo los principios éticos
del informe Belmont,
que incluyen el respeto
a las personas, la beneficencia y la justicia. El estudio fue evaluado por el
Comité de ética de la Universidad Andina
del Cusco mediante el Informe 004-2024-CIEI-UAC, con fecha 13 de marzo de 2024,
y por EsSalud, Cusco, según la Resolución N° 111-GRACU-ESSALUD-2024, con fecha 22 de febrero de 2024.
RESULTADOS
Se analizaron 587 recién nacidos
y gestantes, de los cuales se obtuvo un total de 242 recién
nacidos y 242 madres que cumplían con los criterios de inclusión y exclusión.
Análisis descriptivo
En
el análisis descriptivo se estudiaron variables como edad materna, edad gestacional, número
de controles prenatales y medidas neonatales (peso, talla, hemoglobina y hematocrito). Las medianas
de la edad materna (30 años), la edad gestacional
(40 semanas) y el número de controles prenatales (ocho) mostraron una distribución simétrica, lo que indica
estabilidad en los cuidados
prenatales. Las medidas
de peso (3286,446 g) y talla
(49,031 cm) del recién nacido
reflejaron una distribución homogénea, mientras
que las desviaciones estándar mostraron una variabilidad moderada en la edad materna y peso neonatal,
lo que sugiere diversidad en los sujetos.
Las
pruebas de Shapiro-Wilk indicaron que no había una distribución normal
en variables como la edad gestacional y la talla neonatal, así como en la Hb y el Hto neonatales (p < 0,001), mientras que el peso neonatal y el Hto materno mostraron una distribución normal. Esto sugiere la necesidad de llevar a cabo
pruebas no paramétricas para algunas variables. Además, el análisis del número de controles prenatales
en 484 individuos mostró una
concentración en siete a ocho controles, que representaron cerca del 77,7 % de las observaciones válidas. Los controles más frecuentes fueron
siete (40,5 %) y ocho (37,2 %), con el mínimo y máximo reportados de
seis (8,7 %) y nueve (13,6 %) controles, respectivamente (Tabla
1).
Tabla 1. Análisis descriptivo de edad materna,
edad gestacional, número de controles
prenatales, peso del recién nacido,
talla del recién nacido,
Hb materna, Hb del recién nacido, Hto materno y Hto del recién nacido
|
Edad materna |
Edad gestacional |
Número de controles
prenatales |
Peso del recién
nacido |
Talla del recién
nacido |
Hb materna |
Hb recién nacido |
Hto materno |
Hto recién nacido |
Mediana |
30,000 |
40,000 |
8,000 |
3,280,000 |
49,000 |
13,900 |
17,000 |
40,100 |
51,000 |
Media |
30,798 |
39,652 |
7,558 |
3,286,446 |
49,031 |
13,850 |
17,049 |
40,001 |
51,148 |
Desviación estándar |
5,054 |
0,965 |
0,834 |
389,265 |
3,526 |
1,099 |
1,825 |
3,128 |
5,474 |
IQR |
6,000 |
1,000 |
1,000 |
513,750 |
2,000 |
1,475 |
2,000 |
3,875 |
6,000 |
Shapiro-Wilk |
0,984 |
0,885 |
0,868 |
0,997 |
0,378 |
0,990 |
0,965 |
0,993 |
0,965 |
Valor p de
Shapiro-Wilk |
0,007 |
< 0,001 |
< 0,001 |
0,969 |
< 0,001 |
0,107 |
< 0,001 |
0,327 |
< 0,001 |
IQR: rango
intercuartílico
Análisis de
correlación
Debido
a que algunas variables no mostraron una distribución normal según la prueba de
Shapiro-Wilk, se empleó la prueba de correlación de Spearman. No se detectaron
correlaciones significativas entre la Hb y
el Hto maternos y los correspondientes valores en los recién nacidos (p >
0,05). Sin embargo,
se encontraron fuertes
correlaciones positivas entre la Hb y el Hto maternos (ρ = 0,935, p < 0,001) con un tamaño de efecto de la z de Fisher de 1,697 y un intervalo de confianza del 95 %
entre 0,917 y 0,949.
La correlación entre la Hb y el Hto neonatales fue casi perfecta (ρ = 0.999, p < 0,001), con un tamaño de efecto de 4,076 y
un intervalo de confianza del 95 % entre 0,999 y 1,000. Se observaron correlaciones negativas débiles pero
significativas entre la edad materna y la Hb y el Hto neonatales (ρ = -0,147 y ρ = -0,151, respectivamente; p < 0,025), lo que indica una influencia menor del
envejecimiento materno. La edad gestacional
mostró una correlación positiva leve con la Hb y el Hto maternos (ρ = 0,145 y ρ = 0,148, respectivamente;
p < 0,025),
y correlaciones significativas con el peso y la talla
del recién nacido (ρ = 0,326 y ρ = 0,298, respectivamente; p < 0,001), destacando su impacto en el crecimiento fetal, como
se observa en la Tabla 2.
Tabla 2. Análisis de correlación Spearman
|
|
rho de Spearman |
|
p |
Límite inferior del IC del 95 % |
Límite superiordel IC del 95 % |
Tamaño del efecto (z de Fisher) |
SE del tamaño del efecto |
Hb materna |
Hb recién nacido |
-0,087 |
|
0,179 |
-0,21 |
0,04 |
-0,087 |
0,065 |
Hb materna |
Hto recién nacido |
-0,086 |
|
0,182 |
-0,21 |
0,041 |
-0,086 |
0,065 |
Hto materno |
Hb recién nacido |
-0,074 |
|
0,251 |
-0,198 |
0,053 |
-0,074 |
0,065 |
Hto materno |
Hto recién nacido |
-0,074 |
|
0,248 |
-0,199 |
0,052 |
-0,075 |
0,065 |
Hb materna |
Hto materno |
0,935 |
*** |
< 0,001 |
0,917 |
0,949 |
1,697 |
0,073 |
Hb materna |
Edad materna |
0,078 |
|
0,227 |
-0,049 |
0,202 |
0,078 |
0,065 |
Hb materna |
Edad gestacional |
0,145 |
* |
0,025 |
0,019 |
0,266 |
0,146 |
0,065 |
Hb materna |
Número de controles prenatales |
0,009 |
|
0,892 |
-0,117 |
0,135 |
0,009 |
0,065 |
Hb materna |
Peso del recién nacido |
0,016 |
|
0,802 |
-0,110 |
0,142 |
0,016 |
0,065 |
Hb materna |
Talla del recién nacido |
0,068 |
|
0,293 |
-0,059 |
0,192 |
0,068 |
0,065 |
Hb recién nacido |
Hto recién nacido |
0,999 |
*** |
< 0,001 |
0,999 |
1,000 |
4,076 |
0,083 |
Hb recién nacido |
Edad materna |
-0,147 |
* |
0,022 |
-0,269 |
-0,022 |
-0,148 |
0,065 |
Hb recién nacido |
Edad gestacional |
-0,075 |
|
0,246 |
-0,199 |
0,052 |
-0,075 |
0,065 |
Hb recién nacido |
Número de controles prenatales |
-0,008 |
|
0,900 |
-0,134 |
0,118 |
-0,008 |
0,065 |
Hb recién nacido |
Peso del recién nacido |
-0,104 |
|
0,105 |
-0,228 |
0,022 |
-0,105 |
0,065 |
Hb recién nacido |
Talla del recién nacido |
-0,061 |
|
0,348 |
-0,185 |
0,066 |
-0,061 |
0,065 |
Hto materno |
Edad materna |
0,096 |
|
0,135 |
-0,030 |
0,220 |
0,097 |
0,065 |
Hto materno |
Edad gestacional |
0,148 |
* |
0,022 |
0,022 |
0,269 |
0,149 |
0,065 |
Hto materno |
Número de controles prenatales |
0,020 |
|
0,759 |
-0,107 |
0,146 |
0,020 |
0,065 |
Hto materno |
Peso del recién nacido |
0,046 |
|
0,473 |
-0,080 |
0,171 |
0,046 |
0,065 |
Hto materno |
Talla del recién nacido |
0,030 |
|
0,637 |
-0,096 |
0,156 |
0,030 |
0,065 |
Hto recién nacido |
Edad materna |
-0,151 |
* |
0,019 |
-0,272 |
-0,026 |
-0,152 |
0,065 |
Hto recién nacido |
Edad gestacional |
-0,074 |
|
0,249 |
-0,199 |
0,052 |
-0,074 |
0,065 |
Hto recién nacido |
Número de controles prenatales |
-0,008 |
|
0,896 |
-0,134 |
0,118 |
-0,008 |
0,065 |
Hto recién nacido |
Peso del recién nacido |
-0,102 |
|
0,114 |
-0,225 |
0,025 |
-0,102 |
0,065 |
Hto recién nacido |
Talla del recién nacido |
-0,057 |
|
0,375 |
-0,182 |
0,069 |
-0,057 |
0,065 |
Edad materna |
Edad gestacional |
-0,039 |
|
0,548 |
-0,164 |
0,088 |
-0,039 |
0,065 |
Edad materna |
Número de controles prenatales |
0,007 |
|
0,916 |
-0,119 |
0,133 |
0,007 |
0,065 |
Edad materna |
Peso del recién nacido |
-0,013 |
|
0,844 |
-0,139 |
0,114 |
-0,013 |
0,065 |
Edad materna |
Talla del recién nacido |
-0,068 |
|
0,291 |
-0,193 |
0,058 |
-0,068 |
0,065 |
Edad gestacional |
Número de controles prenatales |
0,090 |
|
0,162 |
-0,036 |
0,214 |
0,090 |
0,065 |
Edad gestacional |
Peso del recién nacido |
0,326 |
*** |
< 0,001 |
0,209 |
0,435 |
0,339 |
0,066 |
Edad gestacional |
Talla del recién nacido |
0,298 |
*** |
< 0,001 |
0,178 |
0,409 |
0,307 |
0,066 |
Número de controles prenatales |
Peso del recién nacido |
0,015 |
|
0,817 |
-0,111 |
0,141 |
0,015 |
0,065 |
Número de controles prenatales |
Talla del recién nacido |
0,016 |
|
0,808 |
-0,111 |
0,142 |
0,016 |
0,065 |
Peso del recién nacido |
Talla del recién nacido |
0,710 |
*** |
< 0,001 |
0,642 |
0,768 |
0,888 |
0,069 |
* p < 0,05, *** p < 0,001
SE: error estándar;
IC: intervalo de confianza
Análisis según el sexo del recién nacido
En
el estudio, se utilizó la prueba U de Mann-Whitney para evaluar las diferencias en los niveles de Hb y Hto entre madres y
neonatos, pero no se encontraron diferencias estadísticamente
significativas según el sexo de los recién nacidos. Los valores de U para la hemoglobina materna
y neonatal fueron
7027,500 (p = 0,684) y 7
558,500 (p = 0.567), respectivamente,
lo que indicó que las diferencias en Hb fueron estadísticamente
insignificantes. Las correlaciones biseriales de rangos fueron -0,030 y 0,043, por lo que las correlaciones mostraron ser muy débiles.
Para el Hto, los valores de U fueron 6997,000 (p = 0,643) y 7550,500 (p = 0,577 ) para madres y neonatos,
con correlaciones biseriales
de -0,035 y 0,042, lo que sugirió una influencia limitada de la maternidad y el nacimiento en los niveles de hematocrito. Los análisis
descriptivos mostraron poca variabilidad entre madres y neonatos en ambos
parámetros, sin encontrar diferencias significativas entre los géneros. Sin embargo,
los neonatos masculinos mostraron mayor variabilidad,
lo que podría indicar diferencias fisiológicas en la adaptación neonatal entre géneros. Esta tendencia se observa
en la Tabla 3.
Tabla 3. Análisis de T-Test (prueba
U de Mann-Whitney)
|
W |
p |
Correlación biserial de rangos |
SE Correlación biserial de rangos |
Hb materna |
7,027,500 |
0,684 |
-0,030 |
0,075 |
Hb recién nacido |
7,558,500 |
0,567 |
0,043 |
0,075 |
Hto materno |
6,997,000 |
0,643 |
-0,035 |
0,075 |
Hto recién nacido |
7,550,500 |
0,577 |
0,042 |
0,075 |
* p < 0,05, *** p < 0,001
SE: error estándar
Nota. Para la prueba
de Mann-Whitney, el tamaño del efecto se determina por la correlación biserial de rangos.
DISCUSIÓN
Este estudio
proporcionó un análisis
descriptivo de parámetros clave en salud
materno-infantil como edad materna, edad gestacional y controles prenatales, también reveló estabilidad en las características demográficas y en los cuidados de salud.
La edad materna promedió los 30 años, con una gestación de 40 semanas
y un promedio de ocho controles prenatales, lo que indicó
patrones de crecimiento saludables en recién nacidos, aunque algunas
variables requirieron análisis
no paramétricos debido a
desviaciones de la normalidad.
El
estudio reveló correlaciones significativas entre la hemoglobina y el
hematocrito tanto maternos como neonatales, además de asociaciones entre la edad materna
y estos parámetros hematológicos en neonatos, sugiriendo influencias del
envejecimiento materno. También, la edad gestacional correlacionó positivamente
con el peso y talla neonatales, lo cual resalta la importancia de un embarazo a
término para el desarrollo fetal adecuado. El análisis de género mediante la prueba U de Mann-Whitney no mostró diferencias significativas en los
parámetros hematológicos, lo cual indicó mínima relevancia clínica de las
diferencias de género en este
contexto. En nuestro estudio, no existen correlaciones estadísticamente
significativas entre la Hb y el Hto maternos con los neonatales. Esto sugiere
que la adaptación materna durante la gestación protege al recién nacido de
alteraciones como la anemia, incluso si la madre tuviera niveles bajos de Hb.
Bratlid
et al. (26), en Noruega, evaluaron la
relación entre la hemoglobina y la ferritina sérica en madres y recién nacidos, sin encontrar correlaciones significativas entre estos
parámetros. Este resultado es similar al presente estudio, que
identificó que no existe correlación significativa entre los niveles de Hb
materna y neonatal en un contexto de altitud. La metodología
de Bratlid, centrada en la comparación directa
de parámetros hematológicos en
muestras maternas y del cordón umbilical, comparte similitudes con nuestro
enfoque. Esto sugiere que, a pesar
de variables como la altitud,
el recién nacido no se ve
afectado por las alteraciones en la Hb y Hto. Las limitaciones en el estudio de
Bratlid son compartidas por nuestro estudio, particularmente en términos de la capacidad
para generalizar los hallazgos
a otras poblaciones y contextos. Sin embargo, las implicancias de su investigación, en términos de la complejidad
de predecir el estado del hierro y la Hb neonatal a partir de mediciones
maternas, resaltan la importancia de considerar factores contextuales
específicos, como la altitud, al evaluar riesgos y diseñar intervenciones en salud. Altinkaynak et al. (27), en Turquía, investigaron
varios parámetros hematológicos en madres y sus recién nacidos, y encontraron
una correlación positiva significativa entre los niveles
de ferritina sérica,
pero no en la hemoglobina. Este hallazgo contrasta de manera parcial con
nuestros resultados, que mostraron que no existe una correlación entre los niveles de Hb materna
y neonatal en condiciones de altitud. La ausencia de correlación significativa en los niveles de Hb entre madres y recién nacidos en el estudio de Altinkaynak sugiere que otros
factores, posiblemente relacionados con la dieta o genética, podrían jugar un
papel importante en el estado hematológico neonatal, una variable que también
es crítica en contextos de altitud. La metodología
empleada por Altinkaynak, aunque similar
en el uso de diseños transversales y análisis correlacional, se diferenció en la gama de parámetros hematológicos
evaluados. Este enfoque más amplio ofrece una visión más holística del estado del hierro, en contraste con nuestro estudio
específicamente enfocado en la
Hb debido al contexto particular de la altitud.
Las limitaciones del estudio
de Altinkaynak, relacionadas con la generalización de los resultados a
poblaciones más amplias, coinciden con las del presente
estudio, especialmente en lo que respecta
a la
especificidad del contexto
geográfico y ambiental. Las implicancias de su estudio
sugieren que los valores de Hb y Hto maternos no afectan al recién
nacido. El estudio realizado por Vásquez-Molina et al. (28), en
México, se centró en establecer la relación entre
los valores de hierro en sangre
de las madres y sus recién nacidos,
y encontró una correlación
débil entre la ferritina materna
y neonatal. Esta observación,
paralela a los hallazgos del presente estudio,
resalta que en determinados
contextos no se evidencian correlaciones entre la Hb materna y neonatal. A
diferencia de nuestro enfoque en altitud
y su impacto específico en la hemoglobina, Vásquez-Molina se centró en
una población sin distinciones de
altitud, lo que podría explicar la variabilidad en las correlaciones
observadas. En lo que respecta a metodología, ambos estudios emplearon un
diseño transversal y un análisis de correlación, aunque con diferentes
marcadores de estado de hierro. La limitación en el estudio de Vásquez-Molina,
relacionada con la suplementación de hierro y su impacto en las reservas
maternas, resalta la importancia del contexto nutricional, lo que constituye
una variable interesante para evaluar en futuros estudios. Las implicancias
apuntan a la necesidad de considerar múltiples factores, incluyendo la
nutrición y el entorno, al evaluar y diseñar intervenciones para mejorar la salud materna y neonatal. Es fundamental adaptar dichas intervenciones a las condiciones locales, como la altitud.
Shao et al. (29) encontraron una asociación positiva
entre la Hb materna y la Hb neonatal, lo que difiere
con nuestros hallazgos sobre la correlación entre la hemoglobina materna y neonatal. La diferencia clave entre los
estudios radica en el enfoque específico en la ferritina como marcador de las
reservas de hierro, en contraste con nuestro enfoque en la hemoglobina. La
metodología de Shao, que incluye un amplio muestreo y análisis de correlación,
comparte similitudes con el presente enfoque,
aunque su estudio
abarca una población
más general sin el enfoque
específico en altitud. Marques et al. (30) evaluaron
la
correlación entre los niveles de hemoglobina de madres y sus hijos
en lactancia exclusiva, y encontraron una asociación
positiva que se fortalece entre los cuatro y cinco meses de edad. A diferencia
de este estudio, nuestro trabajo se enfoca en el momento del nacimiento, en
donde se destaca que no existe correlación estadísticamente significativa en
altitud. La metodología transversal y
el ajuste por regresión lineal múltiple en el estudio de Marques difieren
de nuestro análisis correlacional directo, pero ambos
subrayan la influencia materna en los niveles de hemoglobina neonatal,
como son, en nuestro caso, la edad materna y la edad gestacional con la talla y peso del recién nacido.
La limitación principal en el estudio de Marques consiste en su alcance transversal,
similar a nuestro estudio, pero su contexto de lactancia materna ofrece una
perspectiva diferente sobre cómo y cuándo se manifiestan estas correlaciones.
Las implicancias de su trabajo sugieren la importancia del estado nutricional
materno durante la lactancia, mientras que el presente estudio pone de relieve
que los valores maternos no afectan los niveles de hemoglobina y hematocrito del recién nacido.
El estudio de Kohli et al. (31), en India, examinó
la relación entre la hemoglobina materna antes del
parto y las de sus recién nacidos, y encontró una correlación débil entre estas variables.
Estos resultados coinciden con los de nuestro estudio, que identificó
que no existe una correlación significativa entre la hemoglobina materna
y neonatal en contextos de altitud. Esto podría explicar algunas de las
diferencias en los resultados, ya que
el contexto geográfico y la selección de variables influyen en las
correlaciones observadas. En términos de limitaciones, ambos estudios reconocen
la complejidad de predecir los
resultados neonatales a partir de medidas maternas. Sin embargo, nuestro
estudio, al enfocarse en un contexto geográfico específico, ofrece resultados
más claros sobre esta relación
en grandes altitudes, como en el caso
de Cusco (3400 m s. n. m.). Las implicancias del estudio de Kohli sugieren
cautela al interpretar las correlaciones débiles, dado que en nuestro estudio no
encontramos correlaciones significativas, y se consideran factores
protectores fisiológicos
durante el embarazo que podrían
proteger al recién nacido de la anemia. Yusa et al. (32) exploraron la correlación
entre los niveles de hemoglobina materna con la hemoglobina y el peso del
recién nacido en el Hospital
Nacional Docente Madre
Niño “San Bartolomé” en Lima, 2015, y encontraron una correlación
significativa entre estos parámetros. Este hallazgo contrasta con nuestro
estudio. La metodología de Yusa, que incluyó una investigación cuantitativa de tipo
descriptiva correlacional, se puede
comparar con nuestro enfoque, aunque el estudio de Yusa se centró en una población específica dentro de un
contexto urbano de baja altitud.
El
estudio investigó la correlación entre los niveles de hemoglobina y hematocrito
en madres y neonatos en altitud, destacando tanto las limitaciones
metodológicas como la necesidad de intervenciones específicas. Las limitaciones
incluyen un diseño correlacional, que impide establecer inferencias causales; un enfoque transversal, que restringe el análisis
temporal; y una muestra limitada
a EsSalud en Cusco, lo que
reduce la posibilidad de generalizar los resultados. Además, la dependencia de
datos retrospectivos puede introducir errores, junto con variables no
controladas, como la dieta y condiciones médicas no diagnosticadas. La
necesidad de métodos estadísticos no paramétricos debido a la falta de
normalidad de algunas variables también reduce
la robustez del estudio. Estas deficiencias subrayan la importancia de
realizar futuras investigaciones longitudinales para obtener datos más generalizables
y desarrollar modelos de evaluación de riesgos basados en factores demográficos
y obstétricos. Asimismo, el estudio
enfatiza la necesidad de un seguimiento prenatal intensificado en áreas de gran
altitud, la asignación de recursos hacia programas de salud materno- infantil
adaptados a las características de estas regiones, así como la capacitación específica del personal de salud en zonas
altas. Asimismo, es urgente invertir
en investigaciones futuras que incluyan estudios
longitudinales y experimentales para entender
mejor las dinámicas
biológicas subyacentes, mejorar las intervenciones basadas en evidencia, ampliar
la diversidad de las muestras
para generalizar los hallazgos y explorar las variaciones regionales en los
niveles de biomarcadores.
En conclusión, la mediana de la Hb materna fue de 13,9 y
el rango intercuartílico de 1,475. La mediana de la Hb del recién nacido fue de 17 y el rango intercuartílico de 2. Esto se
complementa con la existencia de una correlación significativa y positiva entre la edad gestacional y la Hb materna
(ρ = 0,145, p = 0,025). El hematocrito materno tuvo una mediana
de 40,1 y un rango intercuartílico de 3,875; el hematocrito del recién
nacido, una mediana de 51 y un hematocrito de 6. No existe una correlación estadísticamente significativa entre la Hb y el Hto maternos y los del
recién nacido. Se requiere mayor investigación sobre los mecanismos
compensatorios fisiológicos maternos durante el embarazo para la protección del
feto y del neonato.
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Yusa_%20BY.pdf?sequence=6&isAllowed=y
Contribución de autoría: VFA,
CJAM, RBT, DEMN y CHVF participaron en el diseño, el protocolo, la redacción,
la interpretación de los datos y la revisión crítica; además, asumieron la
responsabilidad del manuscrito.
Fuentes de financiamiento: Los autores
financiaron este artículo.
Conflicto de intereses: Los autores
declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Correspondencia:
Carlos Hesed
Virto Farfán hesedvirto@gmail.com
Recibido: 9/5/2024
Evaluado: 24/5/2024
Aprobado: 28/5/2024