INTRODUCCIÓN
El síndrome de burnout (SB) se refiere al cuadro de afección en el profesional, resultante de la interacción de este con el destinatario de su atención y servicio prestados. Fue introducido al ámbito psicológico por la psicóloga Maslach en el año 1977.
El SB se expresa en tres dimensiones: agotamiento emocional (AE) ocurre cuando la reserva emocional para el trato con el otro se consume, despersonalización (DP) o surgimiento de actitudes y sentimientos gradualmente deshumanizantes hacia el otro, y realización personal (RP) que se refiere a un incipiente y progresivo sentimiento de frustración y ausencia de logro (tanto personal como profesional) 1,2.
Inicialmente, se consideraba en el ámbito asistencial y de salud, ahora se extiende al campo de los servicios en general (p. ej., educación, organizaciones). Tiene riesgos e implicancias, tanto para el profesional como para quien recibe el servicio y para la institución en que se labora.
La expresión del SB varía según diversos factores. Por ejemplo, mayor edad, tener hijos, percepción de sentirse valorado, optimismo, satisfacción en el trabajo y satisfacción salarial son variables intervinientes tanto en la aparición, como en la prevención del SB 3. En los profesionales de la salud y de educación se encontraron las tasas más altas de este síndrome 4-6.
Los primeros, por estar sometidos a altas cargas de estrés laboral, son los más susceptibles de experimentar agotamiento emocional, que se desarrolla en instituciones en las cuales las condiciones de trabajo son más desfavorables respecto a la autonomía, el soporte organizacional y el control sobre el ambiente 7. Existieron algunas diferencias en los porcentajes de las tres dimensiones evaluadas según los diferentes estudios; sin embargo, el componente de AE fue característico de burnout y con el que se relacionó con más frecuencia en los diversos estudios (8. Diversos factores asociados con el SB en las diferentes investigaciones contribuyeron significativamente a predecir su presencia 9,10.
La personalidad es considerada como un conjunto de rasgos, patrones o estilos de comportamiento estables y permanentes a lo largo del tiempo, que determinan cómo la persona piensa, siente y actúa ante los estímulos de su entorno 11. Las tres dimensiones del SB, antes citadas, están íntimamente ligadas al concepto de personalidad. Altos niveles de burnout se encuentran relacionados significativamente con algunos rasgos de personalidad, como la ansiedad, la tensión y la inestabilidad emocional 12.
De manera similar, se ha demostrado la existencia de relaciones entre el neuroticismo, el locus de control externo y el patrón A con respecto a determinadas características del SB 1,13-15. Asimismo, la literatura sugiere que la personalidad tipo D es vulnerable para el desarrollo del burnout16. Es también importante el papel de la personalidad resistente como inductor de estrategias de afrontamiento adaptativas que reducen la probabilidad de experimentar los procesos de estrés y burnout, y permiten al individuo orientarse al bienestar y a la salud 17.
La personalidad situacional está referida al patrón de "aquellos rasgos más consistentes y las tendencias comportamentales del sujeto en las distintas situaciones y contextos de la vida" 18. En la respuesta ante diferentes situaciones, la presencia de rasgos o patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo definirían el tipo de respuesta ante determinada situación.
Al entender la personalidad como consistente, a lo largo del tiempo y ante diferentes situaciones, e integrar estos dos aspectos 19, surge el concepto de "personalidad situacional" y el Cuestionario de Personalidad Situacional (CPS) para su evaluación 18.
Como se ha descrito anteriormente, se han realizado estudios en el campo de la personalidad y el SB. Sin embargo, son escasos los referidos específicamente a la personalidad situacional. Este aspecto motiva la realización del presente estudio, en un afán de explorar la interacción del SB -principalmente, la dimensión de agotamiento emocional- y los factores de personalidad situacional en una muestra de trabajadores de salud. De esta manera, se busca contribuir a la prevención del impacto del SB, tanto a nivel individual, como social y organizacional.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño y población de estudio
El presente estudio es de tipo no experimental, debido a que no se han manipulado variables. Además, es transversal, porque el recojo de los datos se realizó en un tiempo determinado, y correlacional debido a que se relacionan las dimensiones del MBI y los factores del CPS (20). La muestra estuvo formada por 194 participantes, entre trabajadores asistenciales y administrativos, así como nombrados y contratados, del Instituto Nacional de Rehabilitación (médicos, tecnólogos médicos, trabajadoras sociales, psicólogos, trabajadores administrativos).
Variables y mediciones
Maslach Burnout Inventory (MBI). El cuestionario consta de 22 ítems sobre los sentimientos personales y las actitudes del profesional en su centro laboral y hacia las personas a las que prestan sus servicios 21. Cada ítem es valorado con una escala tipo Likert que indica la frecuencia con la que se ha experimentado la situación descrita en el ítem durante el último año. Los ítems se distribuyen en tres dimensiones: AE (9 ítems, α = 0,746 [0,689; 0,796]), DP (5 ítems, α = 0,322 [0,158; 0,462]) y RP (8 ítems, α = 0,818 [0,777; 0,855]). Como se aprecia, el bajo valor del coeficiente alfa de la escala DP indicó una baja confiabilidad de esta. Además, esto se corroboró a través de un análisis factorial exploratorio, el cual evidenció dos factores identificables con AE y RP; sin embargo, no logró identificar con claridad un factor de DP. Por este motivo, se decidió no utilizar esta escala en los análisis.
Cuestionario de Personalidad Situacional (CPS). El cuestionario consta de 233 elementos cuyas redacciones aluden a diversos estilos y tendencias de comportamiento que se responden de manera dicotómica (Sí o No). Fue diseñado con el objetivo de determinar los patrones o estilos de comportamiento más consistentes y estables de la persona en los distintos contextos y el reconocimiento del peso de las situaciones sociales en la especificación de su conducta 18. Consta de 15 variables de personalidad o escalas y 3 medidas de validez de las respuestas. En el presente estudio se trabajó únicamente con las 15 escalas de personalidad; estas son estabilidad emocional (Est), ansiedad (Ans), autoconcepto (Auc), eficacia (Efi), autoconfianza y seguridad en sí mismo (Csg), independencia (Ind), dominancia (Dom), control cognitivo (Ccg), sociabilidad (Soc), ajuste social (Ajs), agresividad (Agr), tolerancia (Tol), inteligencia social (Ins), integridad-honestidad (Inh), liderazgo (Lid). Se obtuvieron coeficiente alfa de Cronbach entre 0,613 (Tol) y 0,809 (Ans), a excepción de las escalas Ind (α = 0,339), Ajs (α = 0,402) e Ins (α = 0,502), las cuales no fueron utilizadas en el análisis por su baja confiabilidad.
Análisis estadístico
Se calcularon los estadísticos descriptivos de las variables estudiadas: media, mediana, desviación estándar, asimetría, curtosis. A continuación, se realizó la comparación entre los trabajadores administrativos y asistenciales en relación a las dimensiones de burnout, para lo cual se utilizó la prueba U de Mann-Whitney. Asimismo, se calculó la correlación rango biserial como una medida de la magnitud del efecto.
Finalmente, se analizó la asociación entre las dimensiones del burnout (AE y RP) y las doce escalas de personalidad estudiadas. Para este fin, se utilizó el coeficiente de correlación de Spearman, debido a que los datos presentaron una distribución alejada de la curva normal. Los análisis se realizaron en el programa JASP versión 0.8.2 22.
Consideraciones éticas
Se solicitó permiso a la Dirección General de la institución donde se recogieron los datos, la cual emitió una Resolución Directoral avalando la realización del presente estudio. Debido a las condiciones laborales de los participantes en un centro asistencial especializado y público, estos no podían ser agrupados para responder al MBI y al CPS de manera colectiva. Por lo tanto, cada participante recibió la instrucción personal de responder cada cuestionario el mismo día en que se recibió, y en un solo momento, a fin de evitar distorsiones en la respuesta y durante un periodo de tiempo continuo, sin hacer pausas innecesarias; eventualmente, podrían resolverlos en dos momentos. Esta instrucción trató de evitar distorsiones en las respuestas que posiblemente serían influenciadas por los intervalos de tiempo y posibles cambios de ánimo. Asimismo, cada participante firmó un consentimiento informado previa orientación de los objetivos del estudio.
RESULTADOS
En el estudio participaron 194 personas, entre trabajadores asistenciales y administrativos, así como nombrados y contratados, del Instituto Nacional de Rehabilitación (Tabla 1). Del total de participantes, 60 fueron varones (30,9 %) y 134 fueron mujeres (69,1 %). Las edades de los participantes se hallaron entre los 24 y 66 años, con una edad promedio de 43,65 ± 9,39. Cincuenta participantes (25,8 %) fueron administrativos (profesionales y técnicos administrativos) y 144 (74,2 %) fueron asistenciales (tecnólogos médicos, médicos, trabajadoras sociales, psicólogos, etc.), como se detalla en la Tabla 1.
En primer lugar, se calcularon los estadísticos descriptivos básicos: media, mediana, desviación estándar, asimetría y curtosis (Tabla 2). Los valores de asimetría van desde 0,32 a 1,94; y en curtosis, van de 0,14 a 5,22, lo que indicaría una distribución que no se ajusta a la normalidad. Esto se corroboró al observar los histogramas de frecuencias, los cuales indicaron una clara falta de simetría en algunas de las variables. Por este motivo, se utilizaron pruebas no paramétricas.
Tabla 2 Estadísticos descriptivos de las variables estudiadas
M: Media
Mdn : Mediana
DE: Desviación estándar
En cuanto a la presencia de las dimensiones del MBI en los participantes, los datos indican un nivel mayor de AE en el personal asistencial en comparación con el personal administrativo, mientras que en la dimensión de RP no hay mayores diferencias en los niveles alcanzados por cada grupo (Tabla 3). Sin embargo, la correlación rangobiserial indica que las diferencias en agotamiento emocional son pequeñas entre trabajadores asistenciales y administrativos.
Tabla 3 Comparación entre personal asistencial y administrativo en relación al agotamiento emocional (AE) y la realización personal (RP)
En cuanto a la asociación entre las distintas escalas del CPS y las dimensiones del MBI, se observa que, en general, las correlaciones son entre pequeñas y moderadas (Tabla 4). Se aprecia que la mayor correlación se da entre la ansiedad y el AE (rs = 0,315). El AE se encuentra asociado principalmente a los factores de ansiedad, estabilidad emocional, eficacia, agresividad y confianza y seguridad en sí mismo, mientras que la dimensión RP se halla más asociada a las escalas control cognitivo, eficacia, agresividad y confianza y seguridad en sí mismo.
DISCUSIÓN
El objetivo del presente estudio es determinar el nivel de correlación entre las dimensiones del SB a través del Maslach Burnout Inventory (MBI) y los factores de personalidad estudiados por el Cuestionario de Personalidad Situacional (CPS) en una muestra de trabajadores administrativos y asistenciales de una institución estatal especializada en rehabilitación física. Se encontró que existía un mayor índice de AE en los trabajadores asistenciales que en los trabajadores administrativos, mientras que no se hallaron diferencias en cuanto a la dimensión de RP. Este primer resultado coincide con otros hallazgos que refieren una elevada prevalencia del SB en el personal que labora en los servicios de rehabilitación 4,5. Esto se explica por la actividad profesional en el campo de las grandes discapacidades con personas de diferentes edades que han presentado traumatismos craneoencefálicos, amputaciones, lesiones medulares, secuelas de desórdenes cerebrovasculares, entre otros. Esta actividad supone una elevada carga de estrés y desgaste emocional 5.
En cuanto a las escalas del CPS y las dimensiones del MBI, se halló que el AE estuvo relacionado con mayores niveles de ansiedad, menor estabilidad emocional, mayor agresividad, menor eficacia y menor confianza y seguridad. En cuanto a la RP, se asoció con menor agresividad, mayor eficacia, mayor confianza y seguridad, y mayor control cognitivo.
No se encuentran trabajos específicos con el CPS en relación al SB. Sin embargo, se halla referencia a trabajos con variables semejantes, como el neuroticismo (Big Five) o la inestabilidad emocional 13. El neuroticismo describe a una persona ansiosa, vulnerable, emotiva, impulsiva, impaciente e irritable 23. Según Deary et al., como cita Gil-Monte PR 1, existen correlaciones significativas entre el neuroticismo y las tres dimensiones del MBI, de forma más intensa y positivamente, con el AE, lo que coincide con nuestro estudio. En el mismo sentido, Van der Wal et al. 15 encontraron que la RP se relacionó con los cinco factores de personalidad del BFI, siendo el neuroticismo el factor de riesgo más importante para las tres dimensiones del SB.
Al revisar la bibliografía, se observa que otras variables relacionadas positiva y significativamente con el AE son el patrón conductual tipo A (individualistas y con poca interacción social), la afectividad negativa, el locus de control (externo), entre otras 1. Una variable que ha recibido atención recientemente en los estudios sobre el SB es la personalidad tipo D, la cual consiste en un rasgo compuesto de afectividad negativa en combinación con una inhibición de dichas emociones 16.
En cuanto al control y seguridad en sí mismo, es relevante el constructo personalidad resistente y sus componentes (compromiso, control y reto). Donde el control se refiere a la tendencia a creer que uno mismo influye en los eventos y resultados de sus acciones, y minimiza sus creencias o sentimientos de indefensión ante eventos negativos 17.
Este constructo actuaría como modulador (a manera de locus interno) que reduce la probabilidad de desarrollar la patología en presencia de estresores 1) y por ende su vulnerabilidad al estrés. Es posible concluir que, a mayor estabilidad emocional, existirá una menor propensión al AE, lo cual coincide con lo hallado en otros estudios 12.
En relación a los factores eficacia y confianza y seguridad en sí mismo, estos se asocian de manera positiva con la RP y de manera negativa con el AE, lo cual coincidió con lo hallado por otros investigadores 12,13,16. Fuente-Solana et al. 13 afirman, además, que existe una relación negativa entre los niveles de RP y neuroticismo. Este hallazgo está en consonancia con lo encontrado en el presente estudio, que evidencia una relación significativa entre la agresividad y la RP.
El factor agresividad se relaciona con la afectividad negativa (que implica experimentar angustia, ansiedad, irritabilidad, pesimismo y preocupación; además una visión negativa de uno mismo, del mundo, el futuro, y otros) y con la inhibición social. Ambas, la afectividad negativa y la inhibición social, constituyen características de la personalidad tipo D (16.
Los individuos que presentan este tipo de personalidad son propensos a percibir su entorno como estresante, lo cual puede derivar en un mayor riesgo de agotamiento. Es posible concluir, como Geuens et al. 16, que los factores individuales pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo del agotamiento emocional y, por ende, en el SB.
Por otra parte, nuestros resultados no evidenciaron relaciones significativas entre RP y otros factores de la personalidad situacional asociados con neuroticismo o con afectividad negativa. Igualmente, no se observaron correlaciones significativas importantes de RP, ni con baja estabilidad emocional ni con ansiedad, entre otros.
Por el contrario, sí se encontró una correlación significativa entre personalidad situacional y el AE, lo cual indicaría que los factores que componen la personalidad situacional están más relacionados con AE que con RP 8.
Asimismo, al analizar los factores del CPS que mostraron relaciones significativas con el SB, es posible identificar un doble patrón. Por un lado, los factores de vulnerabilidad al estrés estarían constituidos por alta ansiedad, baja estabilidad emocional, elevados niveles de agresividad y falta de control cognitivo. Por otro lado, los factores del CPS de fortaleza frente al estrés estarían conformados por alta eficacia, adecuada confianza y seguridad en sí mismo, así como buen control cognitivo.
Un diseño longitudinal y con una muestra más diversa y numerosa permitiría una mayor consistencia y generalizabilidad de los resultados encontrados. Otra posible limitación sería el no haber trabajado con las variables sociodemográficas ni organizacionales. Aunque se conoce la influencia de estos elementos que no hemos considerados, se optó, ex profeso, explorar relaciones simples entre las variables estudiadas, como una primera aproximación al estudio de la personalidad situacional en relación al SB en población peruana. De otro lado, se decidió por trabajar con los puntajes directos del MBI en vez de los puntos de corte, ya que estos varían según los estudios y los autores 24.
Sin embargo, aún si consideramos lo mencionado, estas limitaciones no desestiman los hallazgos. Por el contrario, indican la necesidad de ampliar el campo de estudio del SB y sus componentes, así como su interacción con todas las actividades del ser humano y la sociedad misma.
En conclusión, existe una relación directa y significativa entre ansiedad, agresividad y AE, así como una relación inversa entre eficacia, estabilidad emocional, autoconfianza y seguridad en sí mismo y AE. En cuanto a la dimensión RP, encontramos una relación directa con los factores eficacia, autoconfianza, seguridad en sí mismo y control cognitivo o autocontrol e inversa con el factor agresividad. Los resultados podrían ser más enriquecedores con un enfoque longitudinal, que abarcara factores tanto sociodemográficos como organizacionales y otros; sin embargo, el presente estudio no deja de contribuir al mayor y mejor conocimiento del SB y sus implicancias